LAS PROGRAMACIONES HÍBRIDAS: UNA TRAMPA PARA DESINFORMADOS

Planteamiento inicial del debate:

«El único juicio crítico que permite desarrollar el haber sido engañado a estar presente en un ritual sonoro de vómitos y berridos en cualquier sala de conciertos es pensar «aquí no vuelvo ni loco». Y quizá mucha gente inteligente es lo que ha ido poco a poco decidiendo en los últimos 40 años y quizá por eso también la música culta está ahora donde está, prácticamente fuera del tejido cultural de la experiencia cotidiana del gran público. Es sólo una hipótesis de trabajo.»


José Manuel Baena: La premisa es incorrecta: no todos los conciertos (como los partidos de fútbol o el cine) son buenos o malos. No es lógico decidir dejar de ir al cine por una mala película. Pero (siguiendo con el símil cinematográfico) no se ocurriría ir a verla en chino, salvo que vayamos dispuestos sólo a disfrutar de la belleza de los paisajes. Es otro lenguaje y, mientras no aprendieramos mandarín, nos perderíamos la trama y las relaciones estructurales. En España cuesta trabajo verlas incluso con subtítulos. Hay que darlo todo mascado.

Agustin Barahona: Estimado Jose Manuel, ¿qué premisa es incorrecta? ¿Serías tan amable de citarla? De lo que dices no se deduce que ninguna de las premisas de mi sencilla afirmación sean falsas o estés hablando de ellas. Gracias. Si hiciera falta hablar en mandarín o en klingon yo lo aprendería, pero el caso es que no hace falta. Lo que sucede es que, como argumenta perfectamente Luis Ángel de Benito en su artículo «Siete Tópicos contemporáneos», se intenta imponer un lenguaje artificial sobre una lengua natural que sigue siendo perfectamente válida, como lo es el español en el que todos los españoles nos comprendemos. Es decir, hay un lenguaje común desarrollado naturalmente a lo largo de miles de años, el de la tonalidad, en el que todos los seres humanos de una cultura se comprenden perfectamente, tanto que forma parte del propio lenguaje de control emocional de las películas, y se intenta sustituir por un lenguaje artificial por cada compositor que intenta imponérnoslo y sin diccionarios y sin cursos gratuítos de «aprenda usted a apreciar mis experimentos en un fin de semana intensivo y las tapas de regalo». Eso lo único que produce es incomunicación. No se le puede pedir al público que siga «cursos de Público» porque eso es algo antinatural. La música, como el arte, o se percibe y te impacta profundamente o simplemente no es arte. Y cuando este fenómeno se da en determinadas obras sólo de un modo común en toda nuestra cultura no es por motivos gratuítos. No es un problema educacional. Simplemente no podemos pedirle al mundo que la música deje de ser el lenguaje de las emociones para ser material de representación de experimentos de física cuántica porque algunos quieran. Hay muchísima gente muy inteligente y educada con varias carreras a las que no les gusta ese tipo de rituales sonoros, lo cual prueba que no tiene nada que ver con la educación.

José Manuel Baena: Bueno, trataré de explicarme mejor: Tu cita «El único juicio crítico que permite desarrollar el haber sido engañado […] es pensar «aquí no vuelvo ni loco»». Mi respuesta es que creo que es incorrecto: yo no creo que sea el único juicio crítico posible, hay otras posibilidades, como «no vuelvo a escuchar una obra de este tío», o «no vuelvo a escuchar una obra de este estilo», o «no vuelvo a escuchar una obra de este instrumento», o «no vuelvo a escuchar una obra de este período», incluso «no vuelvo a escuchar una obra de este promotor» o «en este teatro»… como ves hay múltiples maneras de afrontar el problema de sentirse engañado frente a un acontecimiento artístico (o deportivo, político, etc.) en algunos casos es un problema de preferencia, o de conocimiento del lenguaje (que no es universal, sino cultural, por más que nos empeñemos), o de filosofía, sentimentales, educación… Desgraciadamente tienes parte de razón, ya que, lo fácil es decir «aquí no vuelvo ni loco», y marcharse al concierto de año nuevo…

Agustin Barahona: Jose Manuel, obviamente no es lícito poner entre corchetes omitiéndolo el que es justo uno de los dos núcleos de mi razonamiento –el de ser forzado a un suplicio emético que intentan presentarte como música–, porque entonces puede acabar significando otra cosa lo que yo he dicho Así que no, gracias, no lo mutiles

Yo, por el contrario, creo que estás equivocado, que si a la mayoría de la gente la invitaran a un concierto de música clásica y en medio le impusieran un exhibicionismo autista de sonidos guturales aderezados con berridos a traición se sentirían violentados y burlados, como es lógico, y terminarían por decir «aquí no me pillan otra vez ni loco». La mayoría de la gente que asiste ocasionalmente a los conciertos porque empezó a probar acabó por dejar de ir porque como no conocía a los autores que le iban a poner en el escenario no se atrevían a volver. Lo que dices tú podría ocurrirírle no a una mayoría ***sino a una minoría de la gente**, los que conocemos bien la música. Pero a quienes no la conocen bien o, mejor dicho, a quienes no saben el tipo de producciones que hacen determinados apellidos, lo normal es que no se les ocurriera volver a arriesgar su tiempo sin saber de antemano de qué va el concierto. Hace muchos años, en los noventa, hice una estadística al respecto con mis alumnos y con gente de mi barrio y más de un 90% de la gente respondió que no volvería, justamente aquellos que no tenian información musical como para reconocer de antemano los autores y sus repertorios.

Me hace gracia, no obstante, que repitas tu argumento del lenguaje cuando ya te lo he refutado y sin embargo no hagas referencia alguna a mi refutación Además me hace también gracia que afirmes que el lenguaje «no es universal sino cultural por mucho que nos empeñemos», como si yo hubiera dicho lo contrario, cuando no es así como puede leerse. No obstante, esa «no pertinente objeción» no modifica ni rebate un ápice mi argumentación sobre que son los lenguajes naturales los comprensibles porque emanan del pueblo y forman parte de la evolución natural a través de miles de años, y un lenguaje artificial no puede funcionar nunca y menos como sustituto de uno natural ***que sigue en vigencia***. Idem respecto a que repitas lo de la educación como causa de problema sin rebatir mi argumento que muestra que la educación nada tiene que ver. Estimado Jose Manuel, si debatimos debatimos de verdad y si no lo dejamos No me interesan las opiniones sino los juicios y el proceso de desbroce lógico y analítico del que pueden derivar, todo ello con el fin de un mejor conocimiento de la realidad. Muchas gracias.

Carolina Sucasas Garcia: lo que planteas es muy seria y perfectamente aplicable a otras artes. Que bonita palabra ARTE.

Justo Ariadna: Todos los programas son hibridos.

Onde colocamos la porta para el campo? Quiem decide quales de los compositores devem ser programados juntos?

Agustin Barahona: Estimado Justo: la hibridez de la que claramente hablo en mi texto nada tiene que ver con la obvia multiplicidad de autores normal en cualquier programa. Hablo de mezclar categorías de producciones sonoras que la mayoría del público no entiende como música con las que la mayoría del público sí que entiende como música. Si a alguien le prometen que yendo a un sitio escuchará música y al llegar allí se encuentra con que una o varias de las cosas que le muestran es algo que le resulta desagradable y ni siquiera lo considera como música lo más normal es que se sienta burlado y que, como no puede saber de antemano qué es lo que le van a poner ante un autor que no conozca, cada vez que vea un autor desconocido –o cuando sepa que el autor hace habitualmente ese tipo de cosas– dejará de asistir al concierto, especialmente en una época como la nuestra en la que se puede escuchar cómodamente toda la música en CD, DVD o por internet.

Es muy difícil que, salvo interés personal artificial o algún tipo de enfermedad, alguien pueda catalogar un conjunto de gestos y sonidos imitando al vómito y aderezados con sustos producidos por berridos a traición, todo ello sobre la caja armónica de un piano en el que se usa de vez en cuando el pedal derecho, alguien pueda concebir como música lo que es claramente repulsivo, tan repulsivo que en la sala, cuando se han expuesto ese tipo de cosas, difícilmente han podido permanecer en ella otros que los que tenían mayor aguante estomacal para no sentir náuseas, porque los demás han huído en progresiva estampida para no provocar una incómoda situación emética en la sala. No todo puede ser música, afortunadamente, por mucho que puedan empeñarse en ello quienes desean vivir de la farsa de pretenderlo y de la memez de quienes sin entender nada aceptan el juego social como un engaño en el que participan –como en el cuento de las ropas del emperador–, destruyéndose de este modo a sí mismos, y para el resto del mundo, el posible futuro musical real en el que podrían vivir.

En nuestro mundo cada vez más globalizado no puede ocurrir nada sin que termine afectándonos a todos; por lo tanto, el que quiera experimentar que lo haga con gaseosa y en su casa para sus amigos –por así decir–, pero que, por favor, no intente imponer a los demás sus experimentos colándolos disfrazados de pretendida música en las salas de conciertos donde lo que se va a presenciar y disfrutar es Música, sólo Música. Que se busquen sitios y programaciones sólo dedicadas a ese tipo de producciones sonoras para cubrir la posible diversidad de gusto –o esnobismo incluso– que pueda haber sin que nadie pueda llamarse a engaño. Imponer programas híbridos de este tipo en las salas de música clásica tradicional es un modo de garantizarse que con el paso del tiempo sólo acaban por asistir los creadores de esos experimentos y su familia, que son una microexigua minoría que evidentemente no puede sostener el pago que cuesta mantener esas orquestas y centros de música clásica.

Nos estamos jugando nuestra pervivencia social como músicos en el futuro como sigamos por este camino. Reflexionadlo despacio y os daréis cuenta.

enero 10, 2014 a las 6:29 pm por Agustín Barahona
Categoría: Musicología
Tags: , , , , , , , , , ,