Agustín Barahona«Queridos compatriotas: ¿Por qué votar por tercera vez lo mismo –que es lo justo– para que el resultado sea otra vez el mismísimo y completamente predecible resultado inoperante? Sin Conocimiento aparece en la vida constantemente la lógica diversidad de opiniones –pensadlo, por favor– y por lo tanto es imposible que si todas las opiniones valen lo mismo pueda haber una que venza unas elecciones a través del número en lugar de a través de la razón. Esto es de locos. Tras haber quedado tan patente lo que a nada que lo hubiéramos reflexionado un poco ya sabíamos de antemano, que el sistema no funciona –véanse otras entradas al respecto en este mismo blog–, yo iría ya directamente a buscar métodos alternativos para conseguir ponernos todos de acuerdo para cambiar pacífica e inteligentemente el sistema. Ésa sería la solución y no es inalcanzable si se hace bien, con todo lo que ya sabemos sobre la psicología de masas, pedagogía, justicia, jurismo, transparencia garantista y política de los últimos 25 siglos. Debemos disolver las Cortes y abrir un periodo constituyente, es decir, un estudio jurídico para una nueva constitución, con la participación de las ideas y peticiones sensatas de todos, con la consecuente e inmediata puesta en vigencia de una nueva Constitución que no permitiera en modo alguno las injusticias, sin resquicios. Una Constitución en donde quienes hace tiempo que no nos representan –y, descaradamente con sus hechos, ni lo pretenden– ya no tengan posibilidad legal de representarnos porque nosotros nos representaremos a nosotros mismos realizando el papel que legítimamente tenemos desde la Revolución Francesa: el poder legislativo. El ejecutivo actual jamás lo va a permitir porque perderían el poder inexpugnable de manipular impunemente en su beneficio, así pues no nos queda otro remedio, ciudadanos españoles, que procurárnoslo nosotros mismos. Nuestro horizonte diario, nuestro futuro, mejorarían por fin, permitiendo sucesivos mejoramientos que dependerían exclusivamente de nosotros y nuestra eficacia, por lo cual la Educación sí jugaría, por fin, un papel fundamental. Esta presente constitución actual en la que morimos, reflejo de la sociedad de los ladrones y truhanes que la crearon, es obvio que ha de desaparecer de inmediato –junto con la cultura podrida que la parió conscientemente con todas sus posibilidades de perversión, que ha ido posterior y sibilinamente desarrollando– en beneficio de una nueva y realmente justa, para que todos podamos darnos la oportunidad de vivir dignamente de nuestro esfuerzo honesto y que tal oportunidad dependa de veras de nuestra Educación y preparación para la vida Política, con mayúsculas. Éste por el momento es el mejor camino posible.» [Agustín Barahona]

 

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agosto 20, 2016 a las 3:39 pm por Agustín Barahona
Categoría: Humanismo, Reflexiones
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