Escritos relacionados con el estudio científico de la Música.
Escritos relacionados con el estudio científico de la Música.
«Es la percepción de un orden significativo, basado en patrones semiótico-lingüísticos compartidos y preexistentes, lo que permite al receptor poder comprender el mensaje transmitido a través de dicho orden. Por eso en música, en ausencia de elementos que produzcan daño físico –como los volúmenes cercanos a los umbrales del dolor–, el ruido o conjunto de ruidos –como igualmente ocurre con los sonidos no catalogables como ruidos–, como núcleo compositivo, donde este orden no puede ser percibido por los destinatarios es interpretado automáticamente por éstos como caos más o menos perturbador y molesto y el ruido o conjunto de ruidos donde este orden es captado de inmediato por los destinatarios, incluso inconscientemente, es interpretado y reconocido automáticamente como informativo y por ello como comunicativo y agradable, asumiendo las capacidades semióticas que permite su naturaleza.» [Agustín Barahona]
«El lenguaje natural comunica lo efable y la Música lo inefable. Por eso para poder ser artísticamente elocuente uno debe saber elegir siempre el lenguaje más adecuado» [Agustín Barahona]
«Si siendo la música obligatoria en primaria lo que llegaba hasta ahora a los conservatorios llegaba en lamentable estado la mayoría de las veces imagínense ahora qué es lo que llegará a los conservatorios en cuanto la música deje de ser obligatoria en primaria desde el mismísimo siguiente curso. Tengan en cuenta que los curricula de los conservatorios están hechos asumiendo que la recepción de estudiantes en edad de estar en primaria implica que se poseen unos conocimientos y práctica básicos y previos, lo que seguramente obligará a la enésima revisión de la normativa curricular de estas instituciones educativas empobreciéndola y adulterándola con chapuzas no pergeñadas por verdaderos especialistas, una vez más. Pero los conservatorios profesionales –como su propio nombre indica– no tienen enconmendada oficialmente la enseñanza del grado elemental sino que se asumió «provisionalmente» –hasta que se determinara quién tenía que impartirla– desde hace más de 20 años [!]. Sin embargo, no se ha fijado aún con justicia y racionalidad quién debía impartirlo porque ese grupo de población es tremendamente sensible a manipulaciones de tipo político para que se genere dinero empresarial por todas partes sin que pueda determinarse el grado de calidad de resultados de un modo fácil entre los padres. Es decir, cuando los padres ven que sus hijos pueden tener algún interés en la música, salvo honrosísimas excepciones –que las hay–, las academias privadas que asumen supuestamente esa formación hacen su agosto con ellos sin que nadie determine si la formación que obtienen es la adecuada. Así, para cuando llegan a los conservatorios malformados, con conceptos y prácticas erróneos o mal realizados, a veces es tarde para corregir cosas mal hechas en el tiempo adecuado y muchos abandonan al darse cuenta de que la formación musical no es el mundo prometido de juegos, relax e inutilidades vacuas pero atractivas en las que les habían hecho moverse en años anteriores.
Es inconcebible que estando señalado constantemente por todos los especialistas que la música debe aprenderse correctamente y desde los primeros años de formación consciente –primaria– justamente de donde se retire primero en la educación pública obligatoria sea en la educación primaria, donde más imprescindible es. Eso, además de pingües beneficios para muchas academias e instituciones privadas, generará (de)generaciones de estudiantes que en secundaria tendrán muchas más dificultades para conectar con la asignatura y que carecerán ya de una adecuada formación cerebral en todas las ventajas que la música desarrolla especialmente en años tempranos. Todo esto con las consecuencias que están en la mente de todos los que conocen un poco la importancia de la música… que creo que en realidad somos la mayoría de ciudadanos del mundo civilizado.» [Agustín Barahona]