Reflexiones sobre temática variada, en su mayoría de índole filosófica.
Reflexiones sobre temática variada, en su mayoría de índole filosófica.
«Hay gente que piensa que ante posibilidades infinitas todo puede darse, pero no es cierto. Bajo las mismas leyes universales, aunque haya posibilidades infinitas de algo no se dará nunca si es imposible.
Incluso ante la posibilidad de que puedan surgir infinitos multiversos con leyes particulares para cada uno, esta obviedad que enuncio aquí se sigue cumpliendo siempre al mismo nivel del sistema de leyes que determina la posibilidad original de creación de infinitos universos. Es decir, bajo las mismas leyes primigenias que generasen esos posibles multiuniversos no podrán darse nunca aquellos que sean imposibles.
Nunca todo es posible. Por eso conocer qué es posible, qué no lo es, y –sobre todo– por qué, constituye en sí mismo un gran poder para el avance de todo conocimiento»
[Agustín Barahona]
Un amigo me escribe para decirme que él piensa que todo es muy exagerado y que no es para tanto. Respeto su anonimato, porque no ha querido decírmelo en público, quizá porque se da cuenta de las consecuencias que para él tendría el hacerlo, pero le contesto en público porque pienso que la respuesta puede ser interesante para más de uno.
«Querido XXXX, la situación mundial actual es calculable por cualquiera con un lápiz, un papel y que haya estudiado la física de bachillerato, por lo que no se trata de «creer» a unos u otros, se trata de verificar las cosas por uno mismo. Los propios hechos coinciden con los cálculos que todos podemos también realizar. Aunque actualmente paráramos todas las máquinas de la Tierra, ya sólo la 1ª Ley de Newton haría su efecto y la temperatura seguiría subiendo exponencialmente un tiempo, así que hay que intentar dejar esto bajo los mínimos imprescindibles para poder hacer una transición a una situación mundial realmente sostenible que tendría que haberse comenzado a hacer en los años 90 del siglo pasado y que ha sido ignorada olímpicamente por todo tipo de negacionismos políticos hasta el punto en que ahora nos encontramos de límites finales.
No hay mucho «interés creado» es una cuestión de obviedad pura y dura, ya sólo con Newton al lado. Yo no me guío jamás por movimientos políticos, siempre voy a las fuentes y estudio las publicaciones científicas que al respecto se hacen, contrastando datos y mediciones entre todas ellas y estudiando también los metaestudios, todo ello por tener información más fina y saber qué se puede hacer. Vamos ya muy tarde en todo y personalmente no sé cómo vamos a hacer para expulsar al espacio toda la energía sobrante que se acumula segundo a segundo cada día bajo la atmosfera. Nos vamos a cocer vivos si es que antes no se nos lleva por delante alguna de las múltiples catástrofes cuya distribución natural va a ser cada vez mayor en espacio, tiempo e intensidad, como viene comprobándose en los últimos años. Piensa que habitualmente en los estudios que se publican no suele hablarse del factor de aceleración, pero calcular esas derivadas es muy fácil: esto va cada vez más rápido.
La culpa la tienen políticos, negacionistas y políticos negacionistas que no se han tomado esto en serio por no tener la formación científica adecuada y no han hecho caso de los científicos hasta que ya los hechos hablan por sí solos. Personalmente, insisto, pienso que con los datos en la mano ya es demasiado tarde y realmente, en los próximos 80 años, sólo van a quedar vivas progresivamente las personas con una alta tolerancia al calor, en el mejor de los casos, como digo.
Cada uno puede tomarse la realidad y sus golpes como lo desee, pero pienso que nos ha tocado vivir un tiempo en el que decir que no participamos en hacer algo para hacer que esto pueda llegar a ser soportable o controlable de algún modo sólo porque la culpa la tienen los políticos por no haber actuado a tiempo sería tan pueril como decir que si vivimos debajo de un puente es por culpa de nuestros profesores que no nos enseñaron bien. Las «histerias» van a depender exclusivamente del grado de conciencia que tenga la gente de la realidad. Y aún así espero que los que son muy conscientes de la realidad –lo cual es, como digo desde el principio, muy fácil– no se histericen y mantengan la calma para poder colaborar inteligentemente a resolver este problemón que nos han echado a todos encima injustamente y del que nadie puede zafarse, desgraciadamente.
Un abrazo.»
«La bandera de un país que, por ejemplo, no desee que existan estratos de clases, porque desee que todos los seres humanos tengan los mismos derechos y obligaciones efectivos, no debería ser de colores estratificados. La bandera de un país no se elige ni por tradición ni por estética, sino por el simbolismo más perfecto posible de lo que realmente quiere representar, estructural y esencialmente. Y sin tener esa idea clara en primer lugar no sólo no puede haber bandera, sino que no puede haber siquiera proyecto de país.» [Agustín Barahona]