«Mi consejo a los pobres catalanes que viven hostigados por dirigentes locales que sin argumento real alguno quieren convencerlos de que sólo con ellos vivirán mejor y que el resto somos sus enemigos: recordadles a esos post-líticos que ‘Pacta sunt servanda’. Sólo cabe ese camino o bien que todos renovemos el camino común. No hay tercera vía sin acabar para siempre con el poco Estado de Derecho que aún podemos salvar y del que un día renaceremos todos juntos. La única independencia que debemos buscar los españoles es la de los partidos así llamados ‘políticos’ y los mercados financieros de los que éstos dependen; y la mayoría de los males nacionales desaparecerían dejándonos vivir hermanados y en paz, como todos deseamos.» [Agustin Barahona]
Agustin Barahona: Por cierto, en Madrid no «han prohibido» nada ni nadie ha abierto hostilidad alguna. Me hace mucha gracia la manipulación constante que se hace de un asunto tan claro; parece que de repente nos han salido un grupo de troles que desde Cataluña intentan incendiar España como perro del hortelano, para que a río revuelto….
Si todos nos ponemos a jugar al parchís y de repente uno quiere jugar con unas reglas distintas, cuando el resto le diga que no puede, porque están jugando al parchís, el que quiere cambiar las reglas jamás podría, ante personas inteligentes, intentar hacer pasar a los otros como «prohibidores de su libertad». Es tan evidente que es triste tener que explicarlo. En todo caso es él quien quiere romper las reglas del juego que todos han aceptado de antemano cumplir. Y si no se quiere jugar al parchís con las reglas tradicionales del parchís ***todos*** tienen que cambiar las reglas del juego.
Cataluña es tan querida tierra mía como lo es el resto de las regiones/cc.aa de España y tengo tanto derecho a decidir sobre el futuro de esa parte de mi país como cualquier otro español. Si es que hubiera algo que decidir.
Insisto, aquí lo que hay que hacer es independizarse de tanto partido político bueno para nada, vasallo de bancos y mercados financieros, y poder ser libres todos y cada uno de los españoles decidiendo por nosotros mismos, sin representantes que no nos representan ni pueden ni deben representarnos ya jamás. Entonces nadie tendría ninguna necesidad de sentirse incómodo con nada ni de vivir independencias de problemas que ya habrían sido superados.
No os dejéis engañar.
Por cierto, parece obvio decir que si al parchís le cambiamos las reglas ya no es el parchís. Lo digo por algunas preguntas extrañas que me hacen en privado. A veces lo que es obvio para unos parece que no lo es para todos los que uno esperaba que fuera obvio.
Otra cosa que ya más de tres personas me han planteado en privado –es curioso que se dirijan a mí en privado y no en público, lo que para mí es claro síntoma de la inseguridad en el pensamiento propio y el miedo a exponerlo ante razonamientos ajenos que puedan mostrar y demostrar su debilidad, futilidad o falsedad– es el que por qué no va a poder negociarse un «apaño» que no sea ni consultar a todos los españoles ni cambiar la constitución. La respuesta es muy simple: porque hay vías prefijadas para realizar consultas de cuestiones que afecten a todos los españoles, así como de cualquier cambio en la Constitución. Por mi parte mi posición será siempre la de seguir las reglas del juego o pedir que se rompa completamente la baraja para decidir entre todos un nuevo juego. No podemos ponernos en marcha si no caminamos todos juntos en una razonable y eficaz armonía. Así, pues, ***la Educación, con la dotación de verdaderas herramientas mentales para que cada uno pueda llegar a mejores conclusiones por sí mismo, es lo que debería preocuparnos por encima de todas las cosas a la vez que cualquier otra circunstancia que dependiera de esa Educación***.