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Se entiende bien la crisis de la universidad con estos «catedráticos» (por: Conrado Guzmán) - enero 22, 2018 por Conrado Guzman

Pseudociencia

Un pequeño preámbulo para poner en contexto al lector.

Ante el artículo que voy a analizar para ustedes, uno de mis primeros profesores en mi juventud, D. Agustín Barahona, quien ha tenido la gentileza de permitirme publicar este artículo en su magnífico blog, decía en Facebook:

Si esto es lo que «piensan» los catedráticos de lógica y filosofía de la ciencia se entiende bien la crisis de la universidad. En este tipo de cosas –y de este modo– pierde el tiempo esta gente. Por favor, os ruego a todos que comentéis analíticamente los contenidos de la entrevista para poner en evidencia cuál es el pensamiento real de este señor catedrático y qué es lo que se enseña a nuestros hijos en la universidad en una disciplina que debería ser el eje de las herramientas mentales científicas.

No puedo estar más de acuerdo. Le contesto yo mismo:

Mmmmmm ¡qué interesante reflexión para un profesor de filosofía de la ciencia, caray! ha ha ha ha

¿Y esta gente se dedican a estas cosas en lugar de a atender el desarrollar mejores modos para que la ciencia sea más perfecta y a criticar los modos que están mal hechos explicando por qué, que es a lo que se dedican los verdaderos filósofos de la ciencia?

Viendo lo que ha hecho en su propio grupo autopropagandístico y jesuítico-marista, este tipo no reconocería una falacia aunque ésta lo estrangulara, ha ha ha ha

Vaya un filósofo de la ciencia que ni siquiera distingue entre desaparición y transformación dinámica permanente, que además es la realidad.

Como ontólogo no tendría precio ha ha ha ha

Mi comentario se debe a que el catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia la universidad de Málaga, profesor Diéguez (tal como ha sido documentado exhaustivamente en prevención de que nadie intente desdecirse o manipular los hechos una vez publicado este artículo), administra un grupo en facebook llamado Filosofía de la Biología (tal cual) en el que prácticamente nunca se trata el tema que le dá título y nunca se discuten temas vinculados tampoco a la epistemología de la ciencia, que es el tema en el que se supone que él es experto. Pero viendo lo que escribe se supone, sólo, que lo sea.

Al contrario, su grupo da cabida a todo tipo de religiosos católicos primando las participaciones constantes de un jesuita que dice ser paleontólogo, un tal Leandro, y que de lo único que escribe él en el grupo es de temas religiosos. Llega incluso a promocionar descaradamente sus propios libros y sus propias clases sobre «religión y ciencia» de las que aporta vídeos. ¡Vergonzante! No una vez, sino decenas de veces, con la aquiescencia plena del administrador del grupo, Diéguez, que cínicamente dice que está prohibido tratar temas religiosos, como si lo que hace Don Leandro no lo fuera y el no lo supiera.

En fin, que cualquier científico de verdad que se pasee un sólo momento por allí echando una ojeada intensa a los contenidos de los temas propuestos, donde realmente alguien escribe sobre algo, percibe con claridad que se trata de un grupo de creyentes que intentan usar la excusa de la Filosofía de la Biología para hacer proselitismo disfrazados, intentando justificar la barbaridad de que ciencia y religión, lo racional y lo irracional, son compatibles.

Mi comentario fue contestado finalmente por el profesor Barahona:

Totalmente de acuerdo: su capacidad para analizar la realidad deja mucho que desear y llama la atención que le parezca entrevistable a la prensa por un tema tan ajeno a la filosofía de la biología e inexistente e injustificable, como he mostrado, que es el transhumanismo. También de acuerdo en que estos no son los temas de los que se supone que la lógica y la filosofía de la ciencia tiene urgencia ni competencia primera, tal como explicas. Parece que este señor además de creyente en las cosas en que ha mostrado serlo en el grupo es también creyente en la existencia de la nueva religión del transhumanismo.

Así pues, seguidamente voy a dar paso al ANÁLISIS DEL ARTÍCULO de referencia, para que todos ustedes conozcan qué es lo que se les enseña a sus hijos desde las universidades «modernas».



Acerca de cómo incluso desde la universidad se potencia el pensamiento irracional

 

Visto el contenido de la entrevista analizada en este artículo (véase abajo), no deben sorprendernos los Pamies y compañía allí dentro de las universidades, andando a sus anchas, ya que la puerta viene abierta y hollada desde dentro. Para desmantelar las pseudociencias hay que saber mucho de lógica y más aún de ciencias y de qué sabemos realmente de la realidad, a riesgo de hacer el ridículo, caso contrario.

La primera obviedad está ya en el título, extraído al pie de la letra de lo dicho por el articulista: la inmortalidad jamás implicaría la desaparición del yo. Lo que asevera dicha afirmación de Diéguez es, como cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta, totalmente falso: de hecho el yo humano ni se inmutaría. Pero ésta no es en absoluto la más absurda de las afirmaciones del artículo.

Lo interesante para un grupo de escépticos y críticos racionales es también ver cómo se intenta hacer tragar con un artículo intragable como éste viendo cómo habitualmente se aporta en las redes sociales sin explicar qué tiene de bueno o novedoso como para que sea propiciado positivamente en vez de negativamente, y sin embargo sus propios ponentes sean incapaces de explicarlo.

Atención, porque por este tipo de rendijas puede llegar a colarse de todo, como mostraré.

Lo que sigue es un resumen de lo que ha sido previamente debatido en petit comité con varios filósofos y científicos a primera vista y a gran velocidad.

 

===========COMIENZO DEL ANÁLISIS============

 

Afirma: «No estamos ni moral ni filosóficamente preparados para la inmortalidad porque es imposible estarlo»

Falso. Primero no explica qué entiende por estar «moralmente preparados», pero nadie ha probado nunca que el ser humano esté o no esté filosóficamente preparado para durar eternamente, entre otras cosas porque tal posibilidad no se da. Y no se ha mostrado en toda la entrevista problema real alguno que pueda impedirlo alguna vez.

Afirma: «no está nada claro quién (o qué) sería el sujeto de dicha inmortalidad»

Falso (y absurdo): Hablamos del ser humano. Si se refiere a que no saber cómo está construída la conciencia humana es una imposibilidad para vivirla entonces nada tendría sentido. Primero antes tendría que demostrar por qué hay que saber cómo está construído el fenómeno para poder disfrutarlo, lo cual obviamente no tiene sentido.

Afirma: «solo es capaz de imaginar la repetición indefinida de sus actos (…) una sucesión interminable de episodios, pero eso no abarcaría más que un pequeño trozo de esa inmortalidad: aquel en el que el sujeto aún seguiría siendo algo parecido a lo que fue en un primer momento».

Falso: En orden, primero falacia non sequitur (en relación a la afirmación principal de no estar preparados moral y filosóficamente para la inmortalidad y que esto sea supuestamente una de las razones que aduce en su favor) y Falacia ad ignorantiam en relación a este argumento. Que no seamos capaces de saber cómo será el futuro no nos imposibilita para que éste ocurra.

Afirma: «Hay organismos, como la hidra, con una vida de duración indefinida pero ni siquiera eso puede ser considerado como inmortalidad».

Falso y además absurdo. Decir duración indefinida es intentar negar la patente inmortalidad de algunas especies biológicas cambiándola de nombre. Las espedies de medusa inmortales (intercambiando fases de medusa y pólipo) se llaman así con absoluta justicia y realidad.

Afirma: «La investigación biomédica no trata de proporcionarnos la inmortalidad, ni siquiera como ideal. «

Falso: Las investigaciones sobre los telómeros, la telomerasa (enzima capaz de alargar la vida en teoría indefinidamente), y otras semejantes en biología, van encaminadas precisamente a comprender qué es lo que hace que la falibilidad de determinados mecanismos acaben con nuestro soporte vital después de haber acabado con nuestra salud. Un conocimiento lleva indefectiblemente a otro.

Afirma: «La pretensión de considerar el envejecimiento como una enfermedad curable, o al menos, como una enfermedad que podemos prevenir indefinidamente, no solo encierra supuestos teóricos discutibles, sino que viene empujada a menudo por intereses poco científicos»

Falso: Primero, nadie «modernamente» en biología pretende considerar el desgaste del cuerpo como una «enfermedad». Discutir sobre ello en vez de contestar a la pregunta que le habían hecho sobre «¿de qué modo se sitúa la ciencia médica respecto a esta (supuesta) imposibilidad?(de la inmortalidad)» (los paréntesis son míos) es gastar inútilmente el tiempo de la entrevista. Además ya he dicho antes que la investigación biológica pretende conocer los mecanismos que hacen que nuestro cuerpo se desgaste, conocimiento que conlleva un montón de utilidades y aplicaciones.

Afirma: «El dolor no propicia la muerte, sino todo lo contrario.»

Falso: De hecho uno puede morirse de dolor de varias formas distintas, casi todas ellas provocando la cadena originada por el dolor intenso un eslabón final en un paro cardíaco.

Afirma: «Su función biológica (la del dolor) es la de evitar la muerte al avisarnos de situaciones peligrosas para el organismo y motivarnos para eludirlas» 😮 

Falso: A no ser que sea un creyente lamarquista y se lo crea, no hay «finalidad» ni «función» alguna en el dolor, sino simplemente ventajas o desventajas. Insisto, si fuera cierto lo que dice sería absurdo que la gente se pueda morir de dolor.

Afirma: «Para experimentar dolor no hace falta un alto grado de consciencia»

Falso o absurdo. Esto lo muestra como un creyente dado que es imposible que pueda saber que eso sea así no. A no ser que seas el sujeto sufridor del dolor actualmente no podemos determinar más que tal estímulo produce tal movimiento o reacción, pero no podemos determinar si es doloroso a no ser que la especie sujeto pueda hablar con nosotros. Además, ¿cómo lo mide, con qué lo compara si sólo tiene como item la experiencia humana propia? Hubiera sido mucho más inteligente decir que podemos aprovechar el dolor en algunos casos para sacar ventaja de él. Sin embargo las diferencias en los umbrales humanos de dolor muestran que no hay funcionalidad en él pues alguien con un alto umbral del dolor no percibe como dolor lo que alguien con un bajo umbral sí. Repito: es falso o absurdo que «Para experimentar dolor no hace falta un alto grado de consciencia»

Afirma: «No es extraño que hayan empezado a surgir orientaciones religiosas dentro del transhumanismo»

Falso: Se trata de una Petitio Principii, pues en ningún momento ha mostrado que exista algo como el transhumanismo en el sentido en que lo refiere. De hecho nadie ha probado que exista el transhumanismo como un fenómeno distinto al ancestral deseo del ser humano de complementarse y perpetuarse. Ésta es una de las cuestiones que más vacío dejan en el artículo, pues se supone además que lo entrevistan por este tema.

Afirma (de la asunción de la pregunta como «muy posible»): «La incapacidad de imaginar la inmortalidad y lo azaroso de la razón humana revela nuestro origen animal»

Falso. De nuevo Petitio Principii haciendo referencia a algo que no se ha probado como verdadero y que se asume como verdadero sin razón alguna, la supuesta incapacidad de imaginar la inmortalidad. Lo divertido es que es obvio que nadie ha tenido tiempo para imaginarla haciédola presente. Ha ha ha Concebirla puede concebirla cualquiera. Le redime algo el reconocer de inmediato, y contra lo que había afirmado antes, que «la razón humana (…) ha podido imaginar números transfinitos, que, puestos a imaginar científicamente, es lo más parecido que encuentro a la inmortalidad». La parte no redimida es la ya explicada con anterioridad.

Afirma: «La ciencia nunca logrará vencer a la muerte, al menos si hacemos caso del segundo principio de la termodinámica. Todo tendrá un final». 😮

Falso. Un filósofo no puede reflexionar sobre la realidad y lo que sabemos de ella si no los conoce: https://www.nature.com/articles/srep32815 e inclusive http://www.anl.gov/…/argonne-researchers-posit-way-locally-…

Pero no haría falta ni recurrir a la mecánica cuántica, bastaría con el sentido común: A no ser que se tenga una bola de cristal no es bueno hacer vaticinios ex-catedra basados en falacias ad ignorantiam.

Afirma: «Podríamos tener un cuerpo permanentemente joven y aun así nuestra mente envejecería hasta dejar de tener ideas arriesgadas y verdaderamente novedosas; hasta dejar de ambicionar cambios sociales y políticos sustanciales.»

Falso. No todos los cerebros viejos se comportan así y mucho menos en una situación donde se supone que la inmortalidad tendría como primera consecuencia el que no habría «cerebros viejos».

Afirma: «La perspectiva de un planeta convertido en multitudes de jóvenes con mente de jubilados no parece muy halagüeña»

Falso. Parece la afirmación de un creyente en la mente como algo distinto del cerebro y de las cualidades de éste. Repito, en el caso del que se habla no habría «cerebros viejos» nunca.

Afirma: «Para mantener el impulso histórico y vital, no bastaría con cuerpos inmortales, habría que potenciar también la mente. Y, sin embargo, incluso una mente mejorada estaría sometida al envejecimiento, por el mero hecho de ser una mente experimentada.»

Falso. Sigue con la aparente creencia en un ente llamado «mente» distinto de las capacidades biológicas de un cerebro y, además, identifica peyorativamente experiencia con envejecimiento, cuando, repito, tal cosa no existiría en la nueva situación de inmortalidad, dado que el cerebro mantendría eternamente el mismo estado.

Afirma (dentro de la elucubración-ficción): «si el tiempo que se tarda en procurar un acceso igualitario a dichas tecnología de mejora es lo suficientemente largo, las desigualdades económicas iniciales habrán quedado ya cristalizadas sin remedio en desigualdades aún mayores de tipo genético. Los ricos serán genéticamente diferentes de los pobres, y una brecha así sería insalvable, porque minaría cualquier atisbo de solidaridad humana. Téngase en cuenta que llevar la delantera en este asunto puede implicar pertenecer ya a otra especie biológica.»

Falso. Olvida que en un hipotético caso como aquél con el que está haciendo elucubración-ficción el objetivo de la inmortalidad sería tan goloso que no habría modo de contener a decenas de miles de milllones de personas para que no accedieran al beneficio de esa inmortalidad. Es decir, el escenario sería tan distinto al real actual que habría que controlar un sinfin de parámetros sociológicos como para poder elaborar siquiera una hipótesis de qué es lo que podría ocurrir. Y lo que dice el entrevistado peca de un excesivo simplismo para alguien supuestamente acostumbrado a conocer la historia y haber reflexionado sobre ella, única realidad experimental para el trabajo de predicciones-ficción de un pensador.

Afirma: «(el transhumanismo) Más bien revela la persistencia de las esperanzas de trascendencia que las religiones y ciertas filosofías han querido siempre alimentar»

Falso. De hecho, insisto, nadie ha dado nunca prueba alguna de que algo como el transhumanismo como deseo de mejorar la propia especie exista como algo novedoso sino que se trata de una aspiración de millones de años de la especie, aspiración que nos ha hecho, precisamente evolucionar, como ya ha mostrado muchas veces la paleontología. Esas esperanzas de transcendencia son inherentes a la especie humana, no propias de ninguna religión o filosofía. Nuestro deseo de perfección, de hacer mejor las cosas y estar mejor preparados, nos ha llevado indefectiblemente a evolucionar. El mismo entrevistado reconoce después que somos «máquinas de pervivencia» y que «la tecnología es el modo en el que el ser humano ha conseguido pervivir en este planeta», pero no es consecuente con su propio reconocimiento en sus afirmaciones. Una religión por definición cree y hacer creer en lo irracional y, sin embargo, no hay nada más racional que la voluntad de perfección tecnológica y ontológica para la supervivencia.

Realmente, visto lo visto hasta aquí, ¿hace falta seguir el análisis?

¡Bienvenidos a las tristes y paupérrimas posibilidades de la realidad de la universidad en pleno siglo XXI!

Conrado Guzmán

La entrevista cuyo contenido analiza el artículo es la siguiente:

Origen: La inmortalidad implicaría la desaparición del yo, y solo un yo puede tener experiencias” | ctxt.es

Moderna y sucinta definición (antropo)lógica de religión. - enero 12, 2018 por Agustín Barahona

«Una religión es una creencia irracional difundida ritualmente, aunque ésta no tenga nombre ni esté registrada en ningún ministerio del interior» [Agustín Barahona]

Voto por la abolición del delito contra los sentimientos religiosos - enero 5, 2018 por Agustín Barahona

Voto la abolición del medieval delito contra los sentimientos religiosos o si no, en justa compensación, voto que sea añadido un delito contra los sentimientos lógicos o científicos.

«Tener derecho a la libertad de culto no quiere decir de ninguna manera que el Estado considere lo que contiene ese culto como algo real, detalle éste que choca de frente con tantas cosas en el Derecho que resultaría tedioso enumerarlas. Veamos por ello sólo por un momento quizá las más básicas y evidentes.

Comencemos por el hecho de que un Estado aconfesional como el español no debería poder proteger jurídicamente algo concebido supercherilmente por alguien como «sagrado», es decir, como algo pretendidamente relacionado con «lo divino» –de cuya existencia nunca nadie ha dado prueba– y a lo que por su solo presunto vínculo con lo supuestamente divino debe tratarse no como un objeto o propiedad normales sino como algo más. El que el Estado proteja judicialmente un concepto supercheril como lo sagrado y sus derivados hace que se anule su supuesta aconfesionalidad, revelándolo como creyente activo de modo palmario.

Continuemos explicando que el derecho constitucional a la libertad de culto sólo garantiza que si uno quiere creer en unicornios verdes y ponerles altares en su casa nadie puede prohibírselo, porque es su derecho esa creencia y culto religioso. Pero nada más. Eso no garantiza que tenga derecho a imponer que quien no acate su creencia como realidad o verdad esté ofendiéndole, porque se estaría restando al Estado y a la ciudadanía la capacidad de educar en la realidad y en el raciocinio a sus ciudadanos, permitiendo que se les defraude del modo más perverso posible: provocando daños en su formación mental y emocional como personas, desde la más tierna infancia.

Desde mi humilde punto de vista, el que persista el tipo jurídico de la medieval blasfemia disfrazado de «ofensa a los sentimientos religiosos» es un fraude de Estado, puesto que fraude es toda acción contraria a la verdad y a la rectitud que perjudica a la persona contra quien se comete, por lo que el propio Estado puede ser aquí contemplado como delictivo al proteger la comisión de este delito.

También es una estafa intelectual que el Estado permite que se cometa y en calidad de colaborador necesario, puesto que estafa es todo delito que provoca un perjuicio, en este caso intelectual, a alguien mediante engaño y con ánimo de lucro; y ambos, engaño y lucro, quedan en la religión patentes en el mundo bien formado e informado científicamente sobre la realidad en que nos desarrollamos. No podemos fingir que no lo sabemos si somos honestos; pero más aún, el Estado no puede permitirse fingir que no lo sabe o mirar hacia otro lado dando cobertura legal al estafador.

Suele decirse que el bien jurídico protegido en la tipificación de este delito es la libertad ideológica en su vertiente religiosa y de culto, garantizada por el art. 16 de la CE. Pero ya he explicado que lo que el C.P. finalmente protege no es eso, sino la propia superchería religiosa en contra del derecho a que sea protegida la razón por encima de todo, como bien civilizatorio y como herramienta para poder establecer la verdad jurídica en cualquier caso. No debería hacer falta hacer un apartado específico para la libertad ideológica ni de culto si estos fueran racionales, luego entonces se está protegiendo conscientemente como bien jurídico algo irracional, lo que da pábulo perfecto para el sustento del planteamiento de mis afirmaciones.

De hecho, como en el resto de garantías reguladas por derechos, el beneficiario del derecho tiene ocasión sin problema alguno para ejercerlo practicando el culto que desee siempre que ese culto haya sido registrado como tal en el Ministerio del Interior. Por lo cual el derecho y el bien jurídico quedan garantizados. Lo cual asegura también que el Estado es así inevitablemente coadyuvante necesario de los delitos de estafa, fraude y protector de supercherías en un Estado aconfesional. Se puede proteger la libertad ideológica siempre que ésta sea racional. Lo que no se puede es proteger jurídicamente lo irracional negando así los propios fundamentos del Derecho, que queda corrupto.

La Constitución Española en su preámbulo declara con transparencia su voluntad de promover el bien de cuantos integran la Nación Española: «La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran». Por lo tanto, el Estado no puede proteger jurídicamente aquello que obviamente no sólo no produce un bien sino un obvio perjuicio, las creencias en lo irracional y mucho menos desde la más tierna infancia. Por ello queda también claro que proteger jurídicamente lo irracional es un acto de perjuicio a la nación española contrario a la propia constitución. Por si esto fuera poco, el propio preámbulo unas líneas más abajo declara con claridad también que la nación española proclama su voluntad de: «Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida». Quedando claro que lo irracional no puede ser nunca algo que haga progresar a la cultura, queda más reforzada aún la idea de que la protección del Estado a la educación irracional en un entorno aconfesional, para más inri, es un perjuicio por parte del Estado, que se manifiesta así partidario de lo que no sólo no produce un bien a la nación española sino que la perjuidica claramente.

Otro elemento constitucional en favor de la tesis por la que abogo viene reflejado en el párrafo que asegura que « art. 27.2: La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales». Teniendo en cuenta que el respeto a los principios democráticos de convivencia y los derechos y libertades fundamentales se obtiene y están basados en la lógica y el raciocinio, no parece ni muy lógico ni muy racional pretender que la expresión el pleno desarrollo de la personalidad humana pueda referirse también a todos los aspectos irracionales y perjudiciales para aquellos elementos en cuyo respeto debe desarrollarse la educación. Parecería deshonesto por parte del Estado usar el concepto de Educación de una manera torticera, por lo cual deben quedar fuera de ella todas aquellas cosas que supongan un adoctrinamiento en ideas irracionales. Además, no tiene ningún sentido que si el Estado debe promocionar la ciencia y los valores racionales cuya máxima expresión ésta misma representa —«Art. 44.2: Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general»— deba proteger en modo alguno aquellos elementos que procuran la deformación del conocimiento científico y de la realidad a partir de creencias e irracionalidades varias que por ello chocan frontalmente con aquellos, que es precisamente lo que, junto con la anacronía, constituye el núcleo propio y característico de toda religión.

Al respecto del último punto, es particularmente evidente el daño irreparable que se produce al menor al que se intenta inculcar ideas irracionales, justo cuando el ser humano más indefenso está a nivel racional para todo lo psicológico, por lo que la inyección inoculante de dichas ideas irracionales religiosas supone un claro abuso de los derechos del niño. Más paradójica aún es la situación si tenemos en cuenta que el menor es objeto en España de un especial marco de protección jurídica contra todo tipo de daños y abusos. Esto por no mencionar que la protección estatal de los cultos religiosos implica la posibilidad de fomentar un aberrante y torturador daño físico al niño a través de prácticas como la circuncisión, la ablación, la escisión de los labios vaginales y el clítoris y la infibulación vaginal, característicos de diversas religiones ya registradas en el Ministerio del Interior; o por no mencionar las peligrosas situaciones de posibles bárbaras pederastias que acaban quedando encubiertas en los cultos por los ritos de la confesión y derecho al secreto debido en ésta bajo el cual el religioso puede disponer de situaciones escandalosamente peligrosas y anómalas para la seguridad de los niños justo cuando éstos no saben ni entienden lo que está pasando. Se trata de la posibilidad de violación y torturas sistemáticas amparadas por una, en teoría, imposible protección jurídica de un Estado aconfesional que de hecho el Estado Español hace posible de un modo inconstitucional y que facilita perversamente la comisión de los delitos, por lo que el Estado se torna también en cómplice necesario de los mismos.

Y hasta aquí lo básico.

Por eso propongo que con urgencia sea retirada del código penal español la tipificación de este medieval y absurdo delito, puesto que la ofensa y el derecho al honor ya están protegidas de modo general por otras normas. Y si no se desea porque son muchos los religiosos en el poder a quienes no les importa la deshonestidad de no respetar el propio espíritu del Jurismo y el Derecho, que al menos en justa compensación se instaure el tipo penal del delito por ofensa a los sentimientos científicos o lógicos. Dentro de la protección igualitaria de sentimientos y de derechos –se supone que la ley es igual para todos [Constitución Española dixit]– es lo Justo.

Termino diciendo que esta situación es mucho más dolosa y dolorosa en nuestros días para la civilización racional, puesto que se supone que ya no estamos a finales de la Edad Media.

¿O sí?» [Agustín Barahona]

POR FAVOR, COMPÁRTANLO EN LAS REDES SOCIALES E INTERNET. MUCHAS GRACIAS.


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