
El precio del petróleo se encuentra en una espiral ascendente debido a la creciente demanda y la disminución en la capacidad de suministrarlo. Las probabilidades de encontrar grandes reservas nuevas y sin explotar en algún lugar de fácil extracción son muy pocas, así que científicos de todo el mundo están en una carrera por encontrar una alternativa al petróleo.
A menos que puedas comprar un costoso vehículo eléctrico, debes ser parte de la mayoría que depende del petróleo para producir la gasolina que alimenta susvehículos. A pesar de que ahora se empieza a sustituir el motor de gasolina con un motor eléctrico y un acumulador, realmente esto sólo traslada el problema a las centrales eléctricas en lugar de las estaciones de combustible.
Puede haber otra forma de “llenarles el tanque” a nuestros vehículos, y esta vez significaría no tener que repostar jamás ni en una estación de gasolina ni con un cable de electricidad que recargue sus baterías.
Charles Stevens es un inventor y es el director general de Laser Power Systems. Su idea consiste en sustituir el motor de gasolina con un generador eléctrico que no requiere de una batería. El propone el uso del torio, un elemento que forma parte de las tierras raras, en conjunto con un láser y unas mini turbinas que fácilmente podrían producir suficiente electricidad para hacer funcionar un vehículo.
La combinación de un láser, material radiactivo, y las mini-turbinas puede parecer una solución alternativa complicada en comparación con llenar el tanque de gasolina, pero hay una característica que lo vende como una solución alternativa ideal. El torio es abundante y radiactivo, pero mucho más seguro que un elemento como el uranio. El Torio cuando se calienta, se vuelve extremadamente caliente y genera ondas caloricas con las que puede acoplarse a unas mini-turbinas que funcionen con vapor, que luego pueden usarse para generar electricidad. También ayuda que tiene un rango muy amplio entre su temperatura de fusión y el punto de ebullición. (continúa en el artículo)
vía Torio:8 gramos es igual a 100 años de gasolina – Taringa!.

«Si lo que publica un científico no ha sido sometido a la prueba de la refutación por la comunidad científica internacional no tiene validez definitiva alguna, pues puede llegar incluso a estar equivocado totalmente. Cualquier científico honesto no publica sus ideas divulgativamente hasta que la comunidad científica internacional no ha terminado dicho proceso de refutación tras un razonable plazo de tiempo. Así pues, no tiene sentido creer que porque un científico diga algo ha de ser necesariamente verdad, especialmente si cuando lo dice aún no ha pasado por el proceso de verificación mentado.
El problema suele ser que en nuestros días la prensa saca a la luz cualquier cosa que alguien investiga independientemente del estado del proceso de verificación y autenticación de lo investigado. Incluso a veces, a diferencia de antaño, muchos científicos publican sus investigaciones recién terminadas en medios accesibles por todos para que cualquiera pueda refutar sus artículos adecuadamente, aunque sin advertir a sus destinatarios que su trabajo no ha sido validado aún por la comunidad científica internacional.
Por ello, ante cualquier artículo científico es obligatorio informarse de inmediato acerca de las respuestas que la comunidad científica ha dado a ese artículo posteriormente, que pueden ser de confirmación o de refutación.» [Agustín Barahona]
Véase a este respecto también mi pequeño artículo: Precauciones mínimas a la hora de enjuiciar noticias presuntamente científicas
«Es la percepción de un orden significativo, basado en patrones semiótico-lingüísticos compartidos y preexistentes, lo que permite al receptor poder comprender el mensaje transmitido a través de dicho orden. Por eso en música, en ausencia de elementos que produzcan daño físico –como los volúmenes cercanos a los umbrales del dolor–, el ruido o conjunto de ruidos –como igualmente ocurre con los sonidos no catalogables como ruidos–, como núcleo compositivo, donde este orden no puede ser percibido por los destinatarios es interpretado automáticamente por éstos como caos más o menos perturbador y molesto y el ruido o conjunto de ruidos donde este orden es captado de inmediato por los destinatarios, incluso inconscientemente, es interpretado y reconocido automáticamente como informativo y por ello como comunicativo y agradable, asumiendo las capacidades semióticas que permite su naturaleza.» [Agustín Barahona]