«Más allá de la persona que las experimenta no son prueba de nada, a no ser que dichas experiencias, cuando son regularizadas y sistemáticas (es decir, cuando el sujeto tiene la oportunidad de un cierto control sobre las mismas), aporten un conocimiento demostrable que de otro modo sería imposible tener.
Por ejemplo, imaginemos que algunas personas mediante la evolución biológica hubieran desarrollado la capacidad para detectar con la vista colores que no forman habitualmente parte del espectro visual común. Esas personas por su propia experiencia en sí no podrían demostrar poseer esa facultad. Sin embargo, si dicha facultad trae aparejados conocimientos demostrables, como por ejemplo, que los alimentos que contienen tóxicos mortales para el ser humano despiden ese color que sólo ellos pueden ver, estos conocimientos sí podrían servir para demostrar que en verdad se posee dicha experiencia personal e intransferible, debido a esta utilidad que aporta un conocimiento demostrable que de otro modo sería imposible de obtener». [Agustín Barahona]
«Dice Dª Irene Montero: «Hay quienes quieren negarnos la calle». Pero todos sabemos que es falso, porque nadie niega la calle a nadie.
Lo que sucede, en todo caso, es que, dado que el problema que señala el feminismo junto con toda la sociedad justa y educada es de justicia y de educación, donde precisamente no tiene sentido visibilizarlo para «denunciarlo» es en la calle, donde todo el mundo ya lo conoce, y además en plena pandemia, donde sería criminal hacerlo. ¿Por qué hay que explicar cosas así a adultos?
Sra Montero, a la hora de ubicar el moderno feminismo, dadas las bien denunciadas situación y raíz del problema, es mucho más eficaz siempre ser mujeres de tribunales y colegios que mujeres de la calle. »
[Agustín Barahona]