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¿No informan de que se puede votar por internet para dificultar que todos voten? - diciembre 17, 2015 por Agustín Barahona

votar online

«En junio de 2012 se aprobó que los diputados españoles pudieran votar por internet en determinadas condiciones, para facilitarles su derecho a voto. Poco tiempo después, en 2013, se hizo lo mismo para los senadores. Incluso está implementado hace tiempo la posibilidad de que cualquier ciudadano, bajo determinadas circunstancias restrictivas, pueda votar por internet con certificado electrónico asociado a su DNI o con la clave de tramitación telemática CTT, y empresas de sistemas inalámbricos como Ruckus Wireless ya tiene analizadas las condiciones necesarias para votar con seguridad mediante nuestro smartphone, tablet u ordenador. Varios son los países en que hace tiempo que se vota por internet, como India, Estonia, EE.UU. o Suiza, donde, en este último, la facilidad del medio permite una democracia directa y participativa. Entonces, la pregunta obvia es por qué restringir esa posibilidad, ya real desde hace mucho tiempo, a sólo unos casos y no permitir que todo el mundo pueda votar por internet. Y teniendo en cuenta que, lejos de haber algún problema técnico que lo impida, disponemos de todos los dispositivos necesarios y fuimos los proveedores de medios y seguridad informática en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2012 para que aquellos ciudadanos pudieran ejercer su derecho al voto por medio de internet — gracias a la empresa española SCYTL–, la respuesta obvia es que a algunos no les interesa que todos los españoles tengan las necesarias facilidades para votar porque imaginan que, de tenerlas, los votos finales podrían desplazarse hacia sectores que a ellos no les convienen. Y, por supuesto, están en su legítimo derecho a imaginarlo.» [Agustín Barahona]

¿Qué significa ser «decente»? - diciembre 15, 2015 por Agustín Barahona

«Tras el debate a dos de ayer –Sánchez-Rajoy– se requiere una precisión léxica. Parece que a fuerza de no practicar, algunos se han olvidado de lo que significa ser decente. Ser decente no es sólo no robar, es muchas cosas más. Ser decente es ser justo, ser honesto, ser como corresponde o es lícito ser en una determinada situación, ser limpio en todos los sentidos, ser digno y obrar dignamente, ser adecuado cualitativa y cuantitativamente. Como puede verse, ninguna de estas cualidades está directamente asociada al latrocinio privativamente, sino que más bien lo están a las condiciones necesarias que debe tener un buen político. Y es aún menos confundible el adjetivo cuando viene precedido y precisado por un retrato de todo lo que se considera que una persona ha hecho que no es decente. Una cosa es insultar y muy otra describir» [Agustín Barahona]

Los límites de la libertad de expresión - diciembre 14, 2015 por Agustín Barahona

«Toda libertad de expresión ha de estar supeditada al marco legal que la declara y a las condiciones en que se ha de desenvolver. Pero incluso dentro del marco legal vigente y básico, si el subjetivo concepto de ofensa la limitara, siempre sólo interpretable por el sujeto que así la considere y no por un acuerdo sociocultural común, no podría existir libertad de expresión alguna en la práctica, ya que todas las personas objeto de derecho podrían apelar a un daño a su honor o al honor de sus creencias o instituciones para así limitar la libertad de expresión de otros a capricho. Está claro que, de nuevo, es sólo la Educación para que lo que pretenda ofendernos, como reza el dicho popular, nos entre por un oído y nos salga por el otro, como personas maduras que somos, lo que resuelve de antemano cualquier posible conflicto, evitando así tener que legislar para algo que debería ser de sentido común y de simple formación psicológica básica. A este respecto recomiendo leer el artículo publicado en el periódico El País por el periodista Flemming Rose, donde recuerda las bases sociales, legales y psicológicas del derecho a la ofensa. Aunque habría que analizar más detalladamente algunas de las ideas que vuelca y faltan muchas cosas por considerar, esencialmente comparto con él cada argumento y cada conclusión.» [Agustín Barahona]

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