
«Obviamente la constitución de cualquier institución social se da por la definición de la naturaleza y forma de esa institución, puesto que ésta no existe en tanto no se haya declarado, definido y activado. Esto implica necesariamente que cuando un grupo de personas se pone de acuerdo para establecer una democracia lo hace, siempre y sin excepción –por imposibilidad ontológica–, mediante la institución de una ley que establece, define y pone en marcha esa forma de gobierno. Por lo tanto, no puede existir democracia que no se deba a una ley que la origina en primer lugar y cualquier acto que quiera ignorar esa ley que instituye la democracia es ilegítimo y antidemocrático.» [Agustín Barahona]

Islas paradisíacas en venta para independizarnos de verdad.
«Para conseguir la independencia basta con tener la madurez y recursos necesarios para irse de la titularidad, normas, protección y confort de la casa de los padres. Yo soy partidario de la independencia, de hecho todavía hay muchas islas en venta en varios de los parajes marinos más hermosos del mundo que serían la delicia de cualquier ente maduro que lejos del victimismo, hipocresía, ignorancia, provocación y rebeldía adolescentes tenga lo necesario, lo que hay que tener, para ir a vivir su vida en completa, legítima y real independencia y así poder formar la «república independiente de tu casa», como una conocida marca de muebles montables promociona con buen criterio. Por cierto, ni mi casa ni ninguna de sus habitaciones está en venta ni tengo pensado desplazarlas a ninguna isla» [Agustín Barahona]
Recomiendo, para facilitar la comprensión de mi tipo de deseo de independencia a quien se la pueda dar, leer la siguiente reflexión-recordatorio evidente, que quizá sea capaz de servir de brújula a quienes buscan su isla ideal:
¿La democracia está por encima de la ley? | Razonando se entiende la gente.