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Mes: diciembre 2011
Venganzas por la lucha de derechos: penalizan económicamente a los profesores por estar enfermos - diciembre 21, 2011 por Agustín Barahona

Hagamos todo tipo de votos y ensalmos para que no nos pongamos enfermos, porque si nos ocurre tal desgracia, desde el 1 de enero próximo, a ésta habrá que sumarle la de tener el tipo de po(muy)líticos que nos gobiernan.

Parece ser que regresamos a tiempos (pre)histéricos [sic], donde para fomentar que tus virus –que parece ser que son conscientes de tus necesidades laborales y actúan sólo para fastidiar– aceleren su proceso de dispersión y muerte, mientras esto no ocurra a ti te pagarán sólo el 60% de tu sueldo (!) si tu enfermedad no está catalogada como «laboral».

Pero lo más «simpático» es que el engaño deliberado de la Aguirré surtió efecto, ya que tan es así que la gente cree que los profesores sólo trabajamos 18 o 20 horas en vez de las 37,5 que realmente trabajamos desde al menos 1987, puesto que los periódicos se atreven a publicar que «ahora» nos van a «obligar» a trabajar las 37,5 horas que ya trabajamos desde la OM de 31 dejulio del 87 y por la que (citada al pie de la letra en el artículo) venimos rigiéndonos hace casi 25 años (viva la profesionalidad de los periodistas). Y otras lindezas… (véanse) http://www.20minutos.es/noticia/1254363/0/Aguirre/sueldo-funcionarios/bajas-laborales/

El principio de proporcionalidad - diciembre 19, 2011 por Agustín Barahona

El principio de proporcionalidad

Si tuviera el humor y fé necesarios estaría dispuesto a apoyar a cualquier grupo político en cuyo proyecto de resolución para los problemas de España tuviera por una de sus obligaciones fundamentales el principio de proporcionalidad. Lamentablemente, acabo de oir el discurso del candidato a presidente de todos los españoles y por ninguna parte he podido oir algo que, como digo, es para mi fundamental: garantizar que se causen los perjuicios o beneficios que se causen van a ser proporcionales a todos los bolsillos. Es decir, que si alguien propone que para resolver los problemas de España yo tengo que ajustarme el cinturón un 10% el partido o gobierno que lo proponga tiene que ajustarse ese mismo 10% el cinturón en cada uno de sus miembros…¡por lo menos!, ya que se supone que el político sólo puede ser eficaz siendo sabio, coherente pero, fundamentalmente, ejemplar.

La ausencia de promesa de dicho principio de proporcionalidad ¿ha sido un desperdicio de oportunidades o mas bien un crudo ajuste a la presente y futura realidad? Ojalá el candidato no lo haya dicho porque se lo tenga guardado como un conejo en la chistera para hacer de ello su aparición estelar en el momento adecuado, mediático y ejemplar. Pero si no ha sido así, mal futuro auguraría a los españoles mientras la ahora llamada clase política (cuyo papel en la Revolución Francesa era ostentado más o menos por aquella curiosa nobleza) siga siendo una clase artificial e injustamente privilegiada, perjudicante de todos nuestros intereses individuales y nacionales, así como estorbante de cualquier procedimiento que pueda dar al traste con todo lo viciado que ella representa. Ojalá todo esto deje de ser así, como digo; pero de momento me da la impresión de que no tenemos nada que nos permita siquiera dudar sobre si cabe alguna posibilidad de redención o enmienda. ¿Estaremos equivocados todos menos los políticos?

Agustín Barahona

No traduzcamos lenguas regionales/autonómicas en los medios de comunicación nacionales - diciembre 15, 2011 por Agustín Barahona

No traduzcamos lenguas regionales/autonómicas en los medios de comunicación nacionales

Propongo que en los medios de comunicación nacionales (como telediarios y noticiarios, por ejemplo) no vuelva a traducirse o subtitularse ninguna lengua regional/autonómica y que si algún español realmente desea ser entendido en España hable en español. ¿Por qué? Las razones pragmáticas como respuesta deberían ser tan obvias que no debería hacer falta tener que explicar algo así. Pero por si alguien realmente aún no lo entiende, es, aparte de por una elemental economía de medios, por las razones más básicas del mundo, de las que en seguida paso a hacer un resumen.

Cuando nos interesa que algo que tenemos que comunicar sea entendido en los medios internacionales a nadie le extraña que tengamos que hacerlo en inglés (que se lo digan a los que, por ejemplo, publican artículos científicos). Y si no lo hacemos en inglés, dentro de un ambiente culto de gente que conoce y habla el inglés, es porque realmente no tenemos interés alguno en que nuestro mensaje supere las lindes nacionales. El inglés, algo así como la Lingua Franca de nuestros días, es la lengua internacional que utilizamos cuando deseamos que nuestro mensaje llegue a más gente, a más partes del mundo, para que pueda tener así la difusión y alguno de los pesos específicos derivados del número. Es la lengua que elegiríamos si deseáramos incluso que nuestra cultura y la existencia de nuestra lengua, el español, fuera conocida por la mayor cantidad posible de personas, en caso de que no las conocieran. Y es, por lo general, la lengua que tenemos que utilizar cuando estamos de viaje en el extranjero y no conocemos el idioma del lugar en donde nos hallamos.

Del mismo modo, cualquiera de nosotros con una lengua regional/autonómica propia, gallego, catalán, vasco, etc., si queremos que nuestra cultura llegue a más gente que a los propios que la usufructuamos deberemos hacerlo en una lengua de mayor amplitud y número cultural de hablantes, en nuestro caso, nuestra lengua común, el español, si es que los destinatarios de nuestro mensaje son hispanohablantes. Y si la nuestra es vocación de difusión universal, también en inglés. Es un problema de coherencia: cuanta mayor difusión desee darse a un mensaje mayor deberá ser el número de receptores del mensaje que compartan el código de transmisión del mensaje; y si el destinatario de nuestro mensaje es la ciudadanía hispanohablante deberemos emitirlo en español.

Nunca pediríamos, si somos coherentes y lógicos, que las cosas fueran al revés, es decir, que fueran los no hispanohablantes los que tuvieran que estar aprendiendo nuestro idioma (a pesar de ser uno de los de más usados del mundo y con más hablantes como lengua materna) para poder enterarse de las cosas que a nosotros nos interesa que sepan. Y si en España fuera lengua oficial el inglés y fuera de obligado aprendizaje y enseñanza en los colegios desde la más tierna infancia, nunca se nos ocurriría intentar comunicar en español cosas cuyos destinatarios no fueran hispanohablantes, pues la lógica más meridiana nos llevaría naturalmente a expresarlas en nuestra lengua común que todos hablaríamos y dominaríamos a la perfección: el inglés.

En este estado de cosas, en un país cuya lengua común oficial es el español ¿qué sentido tiene difundir mensajes en lenguas regionales/autonómicas cuyos destinatarios son ciudadanos nacionales hispanohablantes en general? Creo que traduciendo y subtitulando en los medios de comunicación lo que siendo de interés general para los ciudadanos españoles se dice sin embargo en lenguas regionales/autonómicas que no estamos obligados a conocer –en vez de en la lengua oficial común que sí que estamos todos obligados a conocer– hacemos un flaco favor a las lenguas y a la lógica más elemental. Y creo también que no debería hacer falta tener que explicarlo nunca. Si alguien quiere ser entendido realmente por mucha gente deberá hablar en la lengua que la mayoría de esa gente entiende y no en ninguna otra. Y para que esto sea así no debería facilitarse el que pudiera aberrarse de otra manera.

Y para ser coherente con mi propia propuesta, en adelante en mi sitio de Facebook borraré todo aquel mensaje emitido por algún español y dirigido a hispanohablantes –donde lo pertinente sea el mensaje y no la lengua– que no esté publicado en español. Es decir, en mis páginas sólo podrán verse lenguas oficiales nacionales comunes. Que conste que, si por mi fuera, en un mundo ideal sólo se vería una sóla lengua, una Lengua Internacional, en contextos comunicativos donde la lengua no fuera lo pertinente, sino el mensaje; pero aún estamos lejos de poder tener el privilegio de esa posibilidad de generosas y amplias facilidades para la comunicación, que terminará, por lógica, llegando en algún momento del futuro. Se trata de evitar que lleguemos a torres de babel cuya peligrosa realidad sea algo más que un mero símbolo bíblico. Para que la riqueza de las lenguas regionales/autonómicas no se pierda no hace falta usarlas mal, en contextos improcedentes. Basta usar el sentido común.

Agustín Barahona

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