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Categoría: Reflexiones

Reflexiones sobre temática variada, en su mayoría de índole filosófica.

¿CÓMO SE CONSIGUEN GARANTÍAS DE JUSTICIA EN NUESTRO MUNDO ACTUAL? - abril 13, 2022 por Agustín Barahona

Teniendo en cuenta que la justicia es para el ser humano político como el aire que el ser humano biológico respira, lo primero sería recomendar siempre en primera instancia usar de la justicia institucional intentando para ello evitar la supuesta justicia administrativa en España, una anomalía mundial en el jurismo que permite inútil y obscenamente que la administración pueda ser a la vez juez y parte en la resolución del problema de justicia, colaborando así con un progresivo proceso de corrupción interna desbordante que se cree inmune y, por tanto, impune.

Pero siendo realistas, viendo lo deterioradas que están las instituciones, debido al mal uso que sus representantes hacen de ellas y a que el Poder Legislativo –que debería pertenecer directamente a la ciudadanía pero que está secuestrado permanentemente por parte del ejecutivo y representantes de partidos políticos en ambas cámaras– no hace su trabajo generando leyes que permitan estar seguros de que va a ser fácil e inmediato poder procesar a cualquiera que opte por delinquir en lugar de comportarse ejemplarmente, como se requiere en las instituciones, el único camino que queda es realmente establecerse uno mismo en la justicia que echa en falta y, por tanto, impartirla legal e inteligentemente. Repito: legal e inteligentemente.

¿Cómo es esto?, me preguntan siempre mis amigos la primera vez que me lo oyen decir. Puede parecer a la vez pretencioso e imposible, pero nada más lejos. La mayoría de la gente no se conoce las normas ni el modo de hacerlas valer –de hecho no les preocupa porque no han estado en su educación personal debido a que su Estado no las incluye en los curricula mediante las leyes de enseñanza, como sí hacen otros estados en el mundo– por eso esta opción no es concebida a menudo más que por muy pocos.

El método, aunque es muchísimo más complejo de lo que aquí resumiré ahora, consiste en primer lugar en darse cuenta de, según las normas que en un mundo inteligentemente justo deberían existir, qué tipo de benévola y educacional sentencia merecerían los culpables para que, recibida y asimilada la lección, no les apetezca ya nunca más volver a repetir su felonía, lo que implica en quien vaya a impartir justicia por esta vía un dominio real de lo pedagógico en la psique humana.

En segundo lugar, una vez que esa sentencia de justicia educacional legal, ciudadana y cívica se tiene clara, hay que buscar concienzudamente los medios legales –tanto sociales como privados– para que, de un modo u otro, dichas sanciones fácticas inteligentemente decididas recaigan sobre los delincuentes y sólo sobre ellos, más pronto o más tarde, cuando se lo esperan… o cuando ya no se lo esperan. Porque en este tipo de justicia no hay prescripciones de delitos ni caducidades de procedimientos. La paciencia es una de las mejores virtudes que casan con la verdadera justicia. Incluso se pueden dejar instrucciones para que se ejecuten los actos necesarios una vez muerta la persona que buscaba estos frutos. Por lo tanto…

Si la gente fuera consciente de que este otro método de justicia educadora ciudadana y cívica, completamente legal, se puede también aplicar –y de hecho se aplica diariamente, aunque la gente no implicada no sea consciente– y que es muchísimo más eficiente que la justicia conseguida mediante las corruptas y clientelares instituciones, el mundo sería mucho mejor muy pronto, porque el solo conocimiento de su existencia disuadiría de poder cometer delitos que actualmente se cometen todos los días porque sus delincuentes los tienen tan asumidos en su impunidad que hasta se han olvidado ya no sólo de que lo que hacen son delitos, sino de que lo que hacen no debería hacérselo jamás un ser humano a otro.

Así pues, ¡viva la justicia educacional legal, ciudadana y cívica obtenida por medios sociales o privados justos e inteligentes y ojalá algún día la ciudadanía consiga que pueda constituírse como la verdadera y única institución estatal que no debería verse sustituída nunca si funcionase con verdadera y evidente justicia!

¿A QUÉ LLAMAMOS REAL Y ACTUALMENTE «LO ESOTÉRICO»? - abril 9, 2022 por Agustín Barahona

«Aunque originalmente lo esotérico era lo muy especializado y no comunicado más que a aquellos que verdaderamento lo estudiaban progresiva y comprensivamente bajo la tutela de unas determinadas reglas de comportamiento y trabajo que vinculaban a un maestro de esa disciplina especializada con sus discípulos –en oposición a lo exotérico, que era el conocimiento cultural común de la gente–, en la actualidad el concepto de «lo esotérico» se usa nada más que para referir los efectos conocidos de algo cuyos fundamentos reales aún no se han estudiado y, por ello, se desconocen, motivo por lo cual puede llegar a parecer algo mágico o místico. Además, suelen ser cosas que hemos intentado conocer por medios erróneos y han quedado por ello bloqueadas en el proceso, congeladas en caminos extraviados o en desarrollos y planteamientos mal entendidos y totalmente incompletos.

Tal modo de conceptualizarlo en realidad no tiene mucho sentido, porque según esto no existe nada realmente esotérico, ya que numerosas cosas en la historia lo eran en un momento dado y tan pronto como fueron estudiadas dejaron de serlo. Así pues estamos, filosóficamente hablando, simplemente ante el nombre que le damos a una ignorancia provisional que nos aqueja y a la vez nos maravilla y que hemos intentado resolver incluso aunque aún no disponíamos de medios para ello

¿Realmente pasan «cosas locas» en el mundo cuántico o se trata de sólo un espejismo más debido a la falta de tecnología e imaginación para comprender lo que vemos? - marzo 24, 2022 por Agustín Barahona

«Avanzaré que, tal como algunos físicos y filósofos de la ciencia ya han postulado, el problema de que parezca falsamente que en el mundo cuántico pasan «cosas locas» y sin embargo se cumplan todas las regularidades y la previsibilidad «al hacer cuentas» se debe a que aún no comprendemos o sabemos qué es lo que estamos viendo realmente, y no sólo debido a su extraordinaria complejidad sino al tamaño subatómico y a la enorme velocidad a la que los fenómenos allí se suceden, por lo que no podemos sacar conclusiones a falta de modelos incontrovertibles que nos permitan entender el fenómeno.

Es como sucedería si no comprendiésemos qué sólido complejo tenemos ante nuestros ojos porque, por ejemplo, fuera transparente o estuviera el cuarto a oscuras en el ejemplo clásico que facilito en la ilustración superior de este pequeño comentario –que, con fines didácticos, está extremadamente simplificado comparado con el tipo de sólidos complejos que realmente se presentan en la naturaleza–. Por supuesto, en cualquier cálculo sobre el objeto invisible todas las regularidades se cumplirían porque esencialmente el objeto es regular –sigue unas leyes– y es real. Pero a nosotros nos parecerían «cosas locas» hasta que no diéramos con la forma n-dimensional del sólido y comprendiéramos por qué responde del modo en que responde. Si a esto le añadimos la incapacidad tecnológica actual para tomar medidas al objeto n-dimensional se comprende que sea muy difícil de estudiar.

Hay que incluir en nuestras consideraciones y razonamientos ante el particular el que no es fácil entender por qué, por ejemplo, podría crearse un macro universo regido en su totalidad observable hasta el momento por leyes absolutamente precisas, que permiten predecir comportamientos siempre determinados, si estuviera internamente constituído por un microuniverso regido por el azar, es decir, de una naturaleza completamente distinta y casual, sin la predictibilidad que aportan las regularidades que interpretamos como leyes. Igualmente, es difícil para la gente comprender que no parece haber modo de demostrar que cualquier cosa que pudiera ser considerada azarosa, es decir, casual, en el micromundo, el cuántico, lo sea intrínsecamente por su propia naturaleza y no porque, como siempre ha ocurrido en la historia de la ciencia, carezcamos hasta ahora no sólo de la comprensión real de la naturaleza de esos fenómenos (elemento que debería ser el objetivo central de la ciencia) sino que también carecemos de momento de elementos de medición (ya sean aparatos o dispositivos lógico-matemáticos mentales ingeniosos) adecuados a esa realidad extremadamente pequeña, rápida y fundamental que, obviamente, compone y construye toda la realidad visible y observable a nivel mundo y macro-mundo.

El problema general y de fondo que tenemos en el mundo es la creciente necesidad de pragmatismo económico que ha ido invadiendo a la ciencia donde sólo se quieren resultados inmediatos y socioeconómicamente útiles y, en este sentido, con el dominio del que disponemos ya en matemáticas y en física, nos es suficiente para manejar la mecánica cuántica en la aplicación tecnológica de creación de aparatos de alta precisión de uso socioeconómico –el lector se asombraría de saber la cantidad de aparatos que están siendo creados con tecnología basada en cálculos de mecánica cuántica aunque no tengamos ni idea aún de por qué la naturaleza parezca comportarse así y sin embargo, debido a su impecable seguimiento de leyes, funcionan a la perfección y ya nos son imprescindibles en el día a día– debido precisamente a su manifiesta regularidad, aunque, como decía Einstein, lamentablemente, estemos jugando con cosas cuya naturaleza realmente aún no comprendemos, aunque, insisto, comprender dicha naturaleza y realidad debería ser siempre el principal foco y ambición de la ciencia, en lugar de sólo jugar para la industria con números, cálculos y cuentas que, por supuesto, «siempre salen».

Estoy seguro de que el día que comprendamos qué es lo que realmente estamos observando nos reiremos de todo este mundo caleidoscópico de ideas semi-mágicas que está asolando a los nuevos físicos ante la imposibilidad de usar correctamente su imaginación para elaborar explicaciones científicas correctas y adecuadas que satisfagan completamente todos los efectos. Y hasta nos causará ternura pensar que en algún momento casi perdemos la cabeza entregándonos a un casi pensamiento semi-mágico concediendo casi que el universo podía ser un lugar caprichoso a pesar de que veíamos que no era así en absolutamente todo lo que podíamos medir, lo cual mostraba el absurdo de esa posible (?) concepción.» [Agustín Barahona]

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