Estadísticas diarias
  • 460298Total de lecturas:
  • 137Lecturas hoy:
  • 382Lecturas ayer:
  • 2426Lecturas última semana:
  • 7744Lecturas por mes:
  • 307861Total de visitas:
  • 125Hoy:
  • 117Ayer:
  • 1166La semana anterior:
  • 3648Visitantes por mes:
  • 149Visitantes por día:
  • 0Visitantes conectados:
  • 04/03/2014El contador comenzó el:

Categoría: Reflexiones

Reflexiones sobre temática variada, en su mayoría de índole filosófica.

¿QUÉ DIANTRES HACE UN LENGUAJE POÉTICO EN LA DIVULGACIÓN CIENTÍFICA? - noviembre 24, 2021 por Agustín Barahona

«SI NO HUBIERA TENIDO UNA FE ABSOLUTA EN LA ARMONÍA DE LA CREACIÓN NO HUBIERA TRATADO DURANTE TREINTA AÑOS DE EXPRESARLA EN UNA FÓRMULA MATEMÁTICA»

(Einstein; cit. en 1943; Hermanns, Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man, 1983:61)

«Para expresar lo que con descripciones realistas precisas nos cuesta expresar solemos usar del maravilloso arte en sus variadas expresiones, particularmente a través de la poesía, pero eso no quiere decir que debamos tomarnos al pié de la letra lo que, de haber sido real y completamente expresable, no habría necesitado de ser descrito por la poesía como única escapatoria. La poesía no está hecha para ser tomada como la etiqueta de un inventario, sino para producir una profunda reacción emocional en nuestro interior que nos permita quizá acercarnos un poco más a lo que el artísta necesitaba decir y, sin embargo, no podía.

Por ello precisamente, y atendiendo esta hermosa frase atribuída a Albert Einstein, hemos de tener en cuenta que, por propia definición, no se tiene ni se puede tener fe en lo que se puede observar para analizar y convertir en fórmulas matemáticas. Cuando se habla poéticamente, como hacía Einstein en muchísimos casos –era también artista y gustaba expresarse como tal en público, además de con su violín–, y éste es claramente uno de ellos, se cometen todas las licencias y retruécanos propios de ese modo de expresión. Sin embargo, cuando se habla científicamente es justo lo contrario: sólo puede usarse de las definiciones privativas inambiguables.

El que realmente tiene fe, el que realmente cree, está llenando un hueco con algo inventado, en lugar de investigarlo para completar correctamente el puzle del que forma parte. El significado privativo –que es «propio de» y no se cruza ni comparte con ningún otro– de «creer» ni es cualquier cosa que a uno le apetezca ni algo baladí. Creer es «dar por cierto algo de lo que no se tiene certeza, sin conocerlo directamente o sin que esté comprobado o demostrado». Al llenar el hueco del puzle con algo inventado dejará de percibirse el hueco y se perderá para siempre la posibilidad de ser consciente de que ahí falta una pieza real. Porque, lamentablemente, creer no es ni conjeturar contrastivamente, como se hace en ciencia, ni confiar en que algo que sabemos que funciona de un modo determinado siga funcionando así mientras nada se lo impida. No. El acto de la fe, el creer, es un acto necesariamente irracional, por excelencia o antonomasia.

En resumen, como ya he dicho en muchas ocasiones, a pesar de que como artista pueda a veces intentar usar de la poesía allí donde de momento no me llega la ciencia, como científico uso significados unívocos, lo que me obliga a usar siempre los significados «privativos», que son los que en el cruce de campos semánticos con otros términos, supuestamente equivalentes en alguna medida, quedan fuera de todos los demás. Por tanto, el único significado posible del que puedo –y debemos– estar hablando para el término «creer» en este contexto religioso propio del término es su significado privativo que ya antes he mecionado («dar por cierto algo de lo que no se tiene certeza, sin conocerlo directamente o sin que esté comprobado o demostrado»). Hacerlo de otro modo mezclando y creando anfibologías y enredos semánticos sólo favorece a charlatanes, predicadores, apologistas y políticos, por el propio refrán que dice que «a río revuelto…» Y precisamente por eso, debido a la necesidad artística expresiva de Einstein ha sido manipulado hasta la extenuación.

Para conocer realmente el mundo hay que manejar siempre ideas claras y contrastadas que no puedan ser ambiguadas por conveniencia. Y mientras manejemos el significado privativo de creer no habrá nunca problemas ni confusiones artificiales que permitan a personas deshonestas utilizarlos en provecho propio.»

[Agustín Barahona]

¿POR QUÉ DESCONFÍAS DE LAS VACUNAS? - noviembre 23, 2021 por Agustín Barahona
Científica estudiando la eficacia del ozono frente a los virus

«El problema de la gente con esta pandemia es que no han entendido aún que aunque se vacunen no pueden dejar de actuar con las cautelas y profilaxis necesarias (mascarillas, ventilación, distancias, evitación de gente que pueda estar contagiada, etc) hasta que el virus haya desaparecido por completo de la población mundial, que es así como se erradican las enfermedades y epidemias infecto-contagiosas. Deben de pensar probablemente que como les han dicho que ellos, los vacunados, no van a pasar la enfermedad con los síntomas tan graves si se contagian –aunque algunos aún no saben que la vacuna no impide el contagio sino que sólo restringe los efectos de un modo muy variado– el resto de la gente alrededor tampoco, ignorando que no sólo hay aún mucha gente que no se ha podido vacunar por causas diversas, sino que también hay población de más alto riesgo aunque se haya vacunado y que hay aún una ingente cantidad de personas que no desean vacunarse, aunque no sepan ni puedan explicar racionalmente por qué.

Y olvidando estos detalles tan importantes olvidan también sus consecuencias, porque los gobiernos, por mor de la protección de la salud pública, están obligados a establecer los mecanismos de control de la pandemia una y otra vez hasta que ésta desaparezca del planeta y mientras no lo haga, cada vez que haya que poner en marcha esos mecanismos se perjudicará económicamente a terceros reiteradamente, terminando por acercarnos todos al peligro de colapsar la economia mundial –bastante cercano ya en estos momentos–, mientras se benefician a costa de tu ignorancia charlatanes y pseudocientíficos de todo pelaje.

Como llevo diciendo desde que era adolescente, lo más caro no es estudiar sino dejar de hacerlo.

Finalmente, y directamente en relación al título de este pequeño texto, ¿sabías que si tú pides poder analizar la vacuna que van a ponerte puedes hacerlo, porque estás en tu derecho? El problema es que aunque puedas hacerlo no sabes cómo ibas a poder validar por ti mismo (aunque confiaras en amigos especialistas estarías realmente en la misma situación) que lo que contiene la vacuna es lo correcto porque no eres ningún especialista y mientras no estudies para poder serlo y consigas serlo de verdad será inútil tu propia libertad legal, porque te falta el conocimiento necesario para poder ser libre humanamente de verdad. Y al igual que te pasa con la vacuna te pasa con muchísimas otras cosas en las que probablemente no debes de haber reparado o no estarías en esa posición negacionista irracional.

Te adjunto una reflexión que se está compartiendo hace tiempo por las redes sociales, para que repares en la patente realidad y puedas darte cuenta de que sin quererlo estás perjudicándote y perjudicándonos a todos. Un abrazo.»

[Agustín Barahona]

«Sí, estoy vacunado. Y, no, no sé qué hay en esta vacuna. Ni en este ni en las que me pusieron de niño. Tampoco sé qué hay en muchos otros tratamientos, ya sea para el cáncer, el SIDA, la artritis, etc. Tampoco sé qué hay en el ibuprofeno, el paracetamol u otros medicamentos que se venden en venta libre. Los uso porque curan mis dolores de cabeza y demás dolores . No sé qué hay en la tinta para tatuajes, hot dogs, hamburguesas, coca cola o chocolate. Tampoco sé cuáles son todos los ingredientes usados en mi jabón, shampoo o desodorante. No sé cuál será el efecto a largo plazo del uso del movil en mi salud y la de los míos. ¿Cómo puedo saber si este restaurante donde acabo de comer realmente usó alimentos limpios y frescos o si el personal se lavó bien las manos? De todas formas, hay muchas cosas que no sé y que nunca conoceré.Solo sé una cosa: la vida es corta y que quiero poder hacer algo más que quedarme encerrado en mi casa. Quiero poder viajar y abrazar a la gente sin miedo y recuperar un pequeño sentimiento de vida como antes.De niño y adulto me vacunaron contra las paperas, el sarampión,la poliomielitis, el tétanos y muchas otras enfermedades. Mis padres y yo confiamos en la ciencia y nunca tuvimos que padecer ni transmitir ninguna de estas enfermedades antes mencionadas.Por eso confié en mi médico cuando dijo que la vacunación era necesaria. Estoy vacunado, no para complacer al gobierno y no, no soy una »oveja», pero me vacuné bien para:*no morir de Covid,*no ocupar una cama de hospital si me enfermo,*abrazar a mis seres queridos,*no tener que hacer ninguna prueba PCR o antigénica para salir a bailar, ir a un restaurante, ir de vacaciones y muchas cosas más por venir,*vivir mi vida,*que Covid-19 sea un viejo recuerdo,* Protegerme, protegernos.Ten en cuenta que hay más peligro comiendo ciertas cosas que recibiendo una vacuna contra un virus mundial.Cada uno toma sus decisiones. Yo he tomado la mia . Este texto se copió y tú también puedes hacer lo mismo.

¿ES CIERTO QUE TODOS LOS SERES HUMANOS MERECEN RESPETO? - noviembre 22, 2021 por Agustín Barahona

«Así que ¿es cierto que todos los seres humanos merecen respeto? La respuesta corta es que por supuesto que sí… en principio.

La menos corta nos obliga a tener que aclararnos, por lógica, con el propio significado del concepto «respeto», que por uso social pareciera que es en realidad algo siempre bueno, pero que en cuanto lo analizamos mínimamente nos damos cuenta de que no lo es necesariamente en todos los casos.

Como he dicho, a diferencia de las ideas –que son analizables directamente en su corrección y completura según son enunciadas–, todos los seres humanos merecen respeto, pero sólo «por defecto», es decir, mientras no se demuestre que no lo merecen, conforme, al menos, a la legalidad vigente, además de a la ética civilizatoria. Es como una distinción de dignidad pre-colgable como medalla que en cuanto se demuestra fehacientemente que alguien no merece ser dignificado por ella le puede ser retirada igual que se le pre-otorgó gratis de antemano. Es realmente muy fácil de entender y aceptar, como ahora explicaré.

El diccionario de la RAE es muy ambiguo al respecto, intentando constantemente huir de la definición haciendo intrarreferencias pareadas o circulares, es decir, un término significa A y cuando miramos qué significa A nos remite a un término B que significa C y éste significa A; o bien directamente el término A significa B y el B significa A. Pueden comprobarlo. Tras el análisis, los únicos conceptos que quedan más o menos libres de esas intrarreferencias recurrentes son el concepto de acatar algo o de reverenciarlo o venerarlo, por lo que hemos de preguntarnos qué significa realmente en este contexto social el acatar a una persona o el venerarla, si es esto lo que nos reclama de verdad el respeto.

De entrada, sabemos por experiencia que el respeto es algo que se gana o se pierde aunque inicialmente hayamos de otorgarlo necesariamente por defecto, como decía. ¿Por qué este regalo gratuíto? Por el principio de presunción de inocencia, básicamente, ya que si no conocemos a una persona no podemos prejuzgar que pueda sernos socialmente hostil y, por tanto, no hay motivo para no aceptarla directamente –acatarla– y considerarla tan buena como el que más –venerarla–. Podríamos entender que es a esto a lo que la RAE se refiere con acatar y venerar en este contexto, aunque el tema de la veneración pueda adquirir tintes casi religiosos que quedarían siempre, necesariamente, fuera de toda consideración en este caso neutro.

Sin embargo, no todo el mundo se mantiene siempre respetable. Démonos cuenta de que, por lógica y definición, sólo se respeta lo respetable, y, como vemos y entiende el RAE, lo respetable, también por lógica y definición, es sólo lo acatable y venerable –no lo considerable, pues considerar a la persona ya la consideramos todos de antemano porque necesitamos escuchar, atender y juzgar lo que se nos dice y se nos hace para poder conocerla; por lo tanto, ese término no es ni puede ser definitorio–. Pero resulta que ninguna persona tiene por qué acatar o venerar a nadie a quien pueda, de hecho, juzgar, conforme a la legalidad vigente y a unos hechos patentes o flagrantes, que no se lo merezca, precísamente porque, por ejemplo, no tendría ningún sentido acatar como persona digna de serlo o de venerable probidad a un delincuente. Y tengamos claro que no hablo del aspecto biológico referente a ser humano sino siempre del aspecto social denominado persona, con unas connotaciones ético-legales muy claras y básicas, que es el aspecto que nos ocupa.

Todos entendemos que no es en absoluto respetable, por ejemplo, matar arbitrariamente gente, robar a las personas, violarlas, etc. Todo el que comete ese tipo de delitos y otros comportamientos parecidos pierde por completo el respeto que filosóficamente hemos de depositar en todos los seres humanos mientras no nos demuestren que no son respetables. Por lo tanto, no es cierto que debamos respetar a todas las personas siempre, sino sólo o bien cuando no las conocemos y no nos han demostrado que debamos dejar de respetarlas por las razones ya aducidas y explicadas; o bien cuando las conocemos y nos demuestran constantemente comportarse correctamente como personas siguiendo todas las reglas sociales que nos hacen acatarlos como iguales y venerarlos como buenas personas.» [Agustín Barahona]

« old entrysnew entrys »