«Hay que conseguir que la ciudadanía formada sea la que gobierne.
Lo que está ocurriendo es escandaloso para cualquier persona que tenga dos dedos de frente.
Hay que unirse en plataformas al margen de los partidos políticos. Hay que acabar con los partidos políticos porque no sólo ***no hacen ninguna falta*** sino que son precisamente ***el problema que tenemos***.
No existe ninguna justificación, desde hace decenios, que permita pensar que los partidos políticos sean necesarios –y como siempre, estoy dispuesto a someterlo a debate–.
Todo lo que deben hacer institucionalmente se puede hacer mediante estructuras simples ciudadanas coordinadas por especialistas y por las principales estructuras del estado en el poder ejecutivo, igualmente elegibles en listas abiertas por concurso oposición entre los mejores de cada especialidad y cartera: los ministros. El presidente del gobierno sólo debería ser un portavoz y coordinador, como contratado nuestro que debería ser.
Estamos permitiendo un mundo del revés que debido a nuestra permisión es aprovechado, como vemos a diario, por grupos mafiosos de desalmados institucionalizados que no dudan en destrozarlo todo para su propio beneficio.» [Agustín Barahona]
Origen: Pablo Iglesias «nunca» sometería a un referéndum la prisión permanente revisable – Libertad Digital
«Éstos no son políticos, yo tengo un muy alto concepto de lo que deben ser y a éstos el concepto de «polis» sólo les preocupa si los pillan. Creo que a la gente se la debe etiquetar no por sus tarjetas de presentación en papel sino por sus tarjetas de presentación en hechos.
Cuando no habían hecho nada más que hablar se podía dudar de si serían políticos o no. Pero casi desde el primer momento en que entraron en el Parlamento Europeo –en realidad muchísimo antes ya habían dado claras muestras irrefutables de lo que eran, pero si me pongo a enumerarlas me saldría la Biblia, aunque ya las he ido mencionando antes en muchos sitios de las redes sociales y en este blog– ya no quedó ni la más mínima duda de que se trataba de charlatanes aprovechando su barniz cultural universitario para mezclarlo como propaganda en sus propósitos.
Ha sido una detrás de otra y, por supuesto, ninguna de las que el PP usaba para atacarlos tan torpemente como es su naturaleza, que es lo que creo que más puntos les ha hecho subir injustamente en la opinión pública. Es curioso, como siempre he dicho, lo fácil que era darse cuenta de que no eran lo que decían ser, lo fácil que era demostrarlo –como así lo hemos mostrado y reflexionado varias personas– y lo difícil que lo han hecho sus detractores debido o bien a que no podían atacar a aquello que ellos mismos estaban haciendo o a que no son capaces de detectar lo que cualquier persona con una formación básica de cómo funciona el mundo sabe.
Al contrario, sus torpes detractores les han hecho sumarse puntos. La gente se solidariza siempre con las víctimas aunque la víctima sea el diablo –si existiera algo así– y ellos han sacado mucho rédito a la imbecilidad de otros partidos, y siguen haciéndolo. De hecho la gente que se aglutinó en sus filas no lo hacían por ideología alguna, si os fijáis –de hecho captaron votos de todos los frentes–, sino porque con un aspecto y caché universitario y robando ideas ajenas –nunca citadas– gracias a la incultura de sus víctimas, incapaz de identificarlas, prometían todo aquello que ellos recababan en la redes sociales como enojo máximo en la ciudadanía, con lo cual era un botón muy fácil de pulsar para poner luces en la tremenda noche para cazar lepidópteros despistados y condicionados por su propia naturaleza. Sólo se han dedicado a citar mal las ideas verdaderas de otros y a destrozarlas –el PSOE en eso es aún más patético porque no es capaz de reconocer que las ideas de Podemos son de otros y adulteradas y esa falta de cultura vergonzosa les hace querer emularlas como si fueran originales, porque se dan cuenta de que les funciona–.
Lo de Cataluña y su toma de partido por los ilegales llamando a las ilegalidades derechos –mostrando o ser catetos o ser canallas, esto último mucho peor y probablemente la realidad, por desgracia– y esta reciente bufonada del pretendido «argumentario» y «posicionario» que han utilizado en relación al tema de la prisión permanente revisable son ya sólo anécdotas de la misma idiosincrasia mostrada desde antes del Parlamento Europeo. Tanto fingimiento les lleva a ponerse del lado de posiciones ideológicas y facciones del poder variopintas y a veces incluso contrarias, puesto que la mentira tiene esa característica, la variedad incoherente. Un verdadero ser humano con formación lógica y científica argumenta enfrentando lo que se le demuestra o muestra que es inconsistente, no huyendo del núcleo del debate, de las preguntas y temas concretos, y usando falacias como pulgas en un medio insalubre. Hace tiempo me dedicaba a mostrar por qué eran falacias –para las personas sin esa formación, que desgraciadamente para todos son muchas y cada vez serán más, gracias a los sucesivos gobiernos–, pero ya es cansino, porque siempre son las mismas.
El sistema de gobierno de los partidos, la así llamada partitocracia, es en sí mismo algo demencial que no puede funcionar, como ya he explicado ad nausea en este blog y en muchos otros lugares. Hay que cambiar el sistema urgentísimamente, porque en estas condiciones esto sólo puede empeorar, y tal como vamos estamos mejor en lunes que en viernes. Podemos no son populistas, término que se intenta denostar maquiavélicamente –atraer, interesar, a las clases populares en algo no es malo ni bueno en sí, sino que en todo caso lo sería el método o el objeto– y que en sí mismo no tiene ningún valor negativo. Son charlatanes charlatanistas. Tampoco son políticos: son mercachifles que con disfraz de eruditos –fácil de desvelar, afortunadamente– mercadean con la formación, bienestar y futuro de la gente con el único propósito claro de acceder al poder.
Si estuviera aquí Diógenes seguiría buscando con su antorcha… y miraría mejor donde no había mirado antes» [Agustín Barahona]
«Si no hay dinero ni para las pensiones que en justicia deberíamos tener –porque las hemos pagado a lo largo de nuestra vida a base de retenciones de nuestro sueldo e impuestos propios– entonces no hay dinero para nada más, señoras y señores. Por lo tanto, de inmediato hemos de prescindir de aquellos a los que supuestamente contratamos como trabajadores a nuestro servicio, pues en esto realmente sí que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades.
Y los primeros trabajadores a nuestro servicio de los que hemos de prescindir, pues por su incompetencia no hay dinero, son los miembros del gobierno y sus adláteres vampirescos de nuestros recursos. Recursos que según el gobierno ya no tenemos como para que haya pensiones justas y por lo tanto hay que ser consecuentes con la nueva situación.
¿De qué modo puede realizarse la solución?
Grossisimo modo (téngase en cuenta lo que esto significa e implica en cuanto a simple boceto que marca los trazos externos de un dibujo):
1.- Nos quedaremos sólo con una unidad por categoría y función, nada de inútiles y esquilmantes decenas de miles. Elegidos en listas abiertas por concurso de méritos, un presidente del gobierno como portavoz y coordinador general interministerial, un ministro especialista de cada cartera, un presidente de cada comunidad autónoma, un alcalde para cada población son y serán suficientes.
2.- Nada de asesores ni de consejeros en nómina, porque para eso eligiremos como políticos del ejecutivo a los más y mejor preparados para que hagan bien su trabajo sin necesidad de asesores y consejeros, como todos los demás trabajamos. Estarán auxiliados por los verdaderos especialistas que ya trabajan para la nación y la sostienen: los funcionarios expertos en cada disciplina que por mérito y capacidad en concurso y oposición hayan superado las pruebas más duras para demostrar su eficacia.
3.- Nada de partidos políticos para gobernar, pues son completamente prescindibles desde hace décadas y décadas –ya que nos representamos solos los ciudadanos perfectamente, e incluso por medios telemáticos cuando es necesario, como se hace en el resto del mundo (pero bien dotados de medios por el estado para garantizar nuestros derechos telemáticos, no como ahora en España)– y no tienen ni tendrán tampoco una utilidad en el nuevo sistema, consecuentes siempre con nuestras capacidades económicas reales. Quien quiera seguir asociado a un partido político puede y podrá hacerlo siempre, por supuesto, como cualquiera puede estar asociado a cualquier club de su gusto. Pero ya sin poder político, que residirá realmente en la ya más alta formación y capacidad del pueblo. Los tiempos han cambiado hasta ese punto y más allá.
4.- Todos los ciudadanos constituiremos una única plataforma institucional ciudadana legislativa que contratará sólo al abogado o abogados que demuestren realizar bien el trabajo jurídico de lo que desde la plataforma los ciudadanos les ordenemos que legislen, trabajo éste que saldrá a concurso, es decir, sólo las mejores ideas y realizaciones legislativas para la viabilización de lo que desea la ciudadanía serán las contratadas y pagadas. Y por supuesto, habrá reuniones constantes con periodicidad suficiente para que los ciudadanos hagan sus propuestas legislativas y los especialistas contratados las viabilicen. Y la plataforma institucional ciudadana legislativa única se estrenará elaborando una nueva Constitución más realista, eficaz y justa.
5.- Sin intermediarios, contrataremos por concurso y oposición igualmente el número necesario de jueces, fiscales y abogados de oficio para que la necesaria investigación y resolución de los casos se haga en el menor tiempo posible. Los juicios se harán mediante la ayuda de software de inteligencia artificial ya existente que hará que los jueces, fiscales y abogados sólo tengan que sancionar si el resultado de la eficacísima máquina inteligente es correcto y ha tenido en cuenta adecuadamente toda la jurisprudencia y doctrina creadas por la plataforma legislativa ciudadana única. Con ello la velocidad de la justicia será máxima, inmediata, y el acceso a la misma universal y gratuíto, como la educación y sanidad, perfectamente sostenible con nuestros impuestos.
6.- Tendremos también otra plataforma única constituída como colegiatura nacional de educación formada por todos los profesionales de ésta que elegirán a un número mínimo de vocales representantes para que establezcan comunicación y contacto con el resto de estamentos del Estado. Dicha colegiatura única elaborará las garantías especializadas que el ejecutivo, el legislativo y el judicial deberán cumplir para poder ser considerados correctos y completos su trabajo y contenidos, ya que la colegiatura nacional de educación, verdadero cuarto pilar del estado y pilar central, estará formada por las grandes figuras de la educación en todas las especialidades sociales, científicas y tecnológicas existentes. Será este pilar estamental central el que garantice científicamente que la educación en todo lo que generará los otros tres pilares del Estado estará correctamente realizada para asegurar a su vez la eficacia y convivencia de todos los medios institucionales y estamentarios de que dispone la nación para su correcta regulación y funcionamiento internos.
Epílogo.
En fin, sabiendo cómo funciona el mundo y lo que necesita para funcionar mínimamente bien, es relativamente fácil crear un Estado y un Sistema social justo y garantista de verdad que no despilfarre ni un céntimo, dado que, según nos informan, los propios sres de los gobiernos actuales han sido tan ineptos que han sido incapaces de gestionar el país adecuadamente a pesar de que el fenómeno de empobrecimiento y dificultades para pensiones era obvio y predecible desde hace décadas, y teniendo en cuenta que, sabiéndolo, han seguido despilfarrando medios, distribuyendo prebendas personales, tráfico de capitales, evasión de impuestos y decenas y decenas de malos usos y delitos, que en lugar de solucionar un problema, tan predecible según ellos, lo único que han hecho ha sido empeorarlo y desplazar el centro del problema hacia uno mayor de corrupción absoluta de todos los estamentos del Estado.
Una vez instituído este nuevo, justo y eficaz sistema habremos podido garantizar las pensiones justas y tendremos anualmente superávit que destinaremos a la investigación, desarrollo y becas en educación y sanidad, así como a asegurar que desarrollamos todo tipo de mecanismos para mejorar la sociedad, erradicar la pobreza artificialmente inducida y dotar de mejores medios al estado para garantizar nuestra seguridad cada vez mejor de un modo más eficaz.
Y a pesar del grossisimo modo en que a gran velocidad estos trazos gruesos se han desenvuelto, estoy seguro de que se entiende, como se entiende su perfecta factibilidad para restaurar el equilibrio justo y funcional de un país en un mundo moderno consciente de millones de cosas más que la ciencia nos ha mostrado en este último siglo y cuyo conocimiento nos permite un desarrollo maduro y no paternalista completamente distinto al que preveía el anterior sistema, tan ineficaz, como hemos comprobado, incluso hasta para prever las catástrofes previsibles.
Es Justo que así sea.» [Agustín Barahona]