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Mes: marzo 2012
¿Consejeros de Estado que no saben aconsejarse a sí mismos? - marzo 31, 2012 por Agustín Barahona

Esto es una de las decenas de cosas que propongo que sean cambiadas en una nueva Constitución. Me pregunto cómo es posible que al Consejo de Estado Español puedan acceder presidentes calamitosos que han dejado a España en un déficit de pobreza mayor que el de otros países ante las mismas dificultades o que incluso han contribuído a que el panorama de esas dificultades aumente. Se supone que el Consejo de Estado debería ser semejante a aquellos sistemas de consejeros de la antigüedad en donde las personas que habían demostrado su valía como políticos sabios no podían ser perdidas en política sólo por que se hubieran hecho mayores y no estuvieran en edad de dirigir un país y por ello, para que su sabiduría y experiencia en el buen hacer no se perdiesen, eran seleccionados para formar parte de una especie de Consejo de Ancianos, donde lo más válido no eran las canas sino la sabiduría demostrada a través de sus actos. Del Consejo de Estado no deberían formar parte más que aquellas personas que hubieran demostrado ser capaces de gobernarse a sí mismas y a su país de un modo exitoso y patente, pues nadie querría para sí un consejero que no hubiera podido ni controlar su propia casa. Ya lo decía el sin par Leonardo Da Vinci: «Pide consejo sólo al que sabe corregirse a sí mismo». [Agustín Barahona]

Un «Estado de ¡No Hay Derecho!» - marzo 31, 2012 por Agustín Barahona

Una cosa es la Ley y otra la Justicia. Ni toda justicia es ley ni toda ley justicia. Tendríamos que plantearnos si en justicia se puede hacer excepciones. Y si se puede serían justas y si no, entonces son imposibles. Pero si se aplican excepciones en unos casos sí y en otros no entonces lo que no hay es un Estado de Derecho, sino un «Estado de ¡No Hay Derecho!». [Agustín Barahona]

Servicio público no significa Váter para todos - marzo 31, 2012 por Agustín Barahona

Señora Botella: «Servicio público» no significa «Váter para todos». Estoy seguro de que es cierto que otros países hacen exactamente lo que usted pide, pero son países subdesarrollados (o si no es imposible que sea «exactamente» lo que usted pide). Por otro lado, existe una figura interesante en el código penal, el «intrusismo profesional» (Código Penal, arts 403 y 637), es decir, ejercer una profesión sin el título exigido para ello (antes se exigía incluso estar colegiado para que los colegios controlaran la calidad y legalidad interna del ejercicio de la profesión, pero los políticos nos han ido quitando esas herramientas de calidad poco a poco, ya se ve con qué fines, cada vez más claramente). Si en su mente e intención está que esos puestos de voluntario los vayan a cubrir profesionales cualificados y titulados mi objeción no tendría lugar en este hipotético supuesto (no puede ser más que hipotético pues hemos de vivir y necesitamos nuestro sueldo a no ser que a los voluntarios se nos de gratis todo lo que queramos), pero dudo mucho que los profesionales cualificados y titulados queramos hacer gratis nuestro trabajo a no ser que veamos que ustedes, los políticos, también lo hacen. Pero, mire usted, en este caso resulta que el ejemplo ya no sería simétrico, porque ustedes, a diferencia de nosotros, serían «intrusos profesionales», ya que la mayoría de ustedes no sólo no son licenciados o doctores en «Ciencias Políticas» (carrera y titulaciones existentes en España) sino que no son especialistas en ninguna de las actividades sociales a cuyo frente están. Así pues para que se diera tal simetría deberían casi todos ustedes dimitir y dar paso a verdaderos políticos. Por todo lo dicho (y por muchos razonamientos más que ahora omito), le ruego que sea tan amable de meditar lo que acaba de hacer público, porque puede encontrarse que quienes van a replicarle son intelectuales muy acostumbrados a no permitir falacias ni manipulaciones en el discurso y que los huelen y denuncian a kilómetros. Decían los antiguos pitagóricos que sólo se ha de hablar cuando las palabras valen más que el silencio. En caso contrario resultamos más éticos y estéticos luciendo sólo una agradable sonrisa. [Agustín Barahona]

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