«Para que entendáis cómo funciona España. Todo lo que voy a narrar son hechos comprobables. Y los protagonistas seguro que se imaginarán por qué.
En un departamento de un conservatorio español su jefe dice que el departamento vota si las normas van o no en contra de lo legal, es decir, si son legales o ilegales [por muy increíble que parezca].
Y votan, con una sola abstención. El resultado es que el Departamento reconoce que la norma es ilegal.
Pero aquí no acaba la cosa, dice que habiéndose votado que una norma es ilegal lo único que hay que hacer es seguir colaborando con ella (a pesar de tener potestad para no hacerlo y obligación de denunciarla) [!!!].
De ese conservatorio, D. Gustavo Villapalos, antiguo Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones en la Facultad de Derecho de la Complutense de Madrid, seguramente podría decir muchas cosas más acerca de cómo funciona vergonzantemente en determinadas subinstituciones, cosa que a cualquier persona le impediría volver a ejercer allí determinados puestos de responsabilidad si tuviera dignidad y decencia. Ya tuvo D. Gustavo que lidiar con las costumbres de ese peculiar departamento de conservatorio en el pasado y quedó desagradablemente epatado.
Sin embargo repiten esos mismos puestos con los mismos problemas ya juzgados anteriormente sin ningún tipo de recato, a pesar de saber por pura lógica que pueden exponerse a los mismos procedimientos jurídicos del pasado o peores, porque ahora ya habría reincidencia.
Increíble ¿verdad?
Si en un centro educativo las cosas funcionan así ¿qué podéis esperar de los post-líticos [sic] en España?»
[Agustín Barahona]
Y en lugar de autoinhabilitarse continúan haciendo lo mismo.