«La respuesta corta es no, obviamente. De hecho, opinar igual o no que otra persona es irrelevante en sí mismo para el valor que por ello pueda tener la opinión en sí.

Exclusivamente hablando dentro del mundo de la opinión, lo importante no es opinar distinto, como algunas personas afirman falaciosamente –se suele leer y escuchar esta falacia: «tal o cual persona me odia o no me acepta o no acepta lo que digo por opinar distinto a esa persona»–, sino, indudablemente, «opinar correcto», independientemente incluso de lo que después se entienda como el método más adecuado para conseguir saber qué es lo correcto.

Pero fuera ya del constreñimiento de sólo ceñirnos al mundo de la opinión –en cuanto a valoración no analítica que nos formamos de las cosas, sin garantía de su validez–, mucho mejor que la «opinión correcta» es sin duda el juicio correcto, porque el juicio, como falcultad superior del ser humano, nos garantiza que mediante él estamos contrastando la realidad y podemos demostrarla de modo que no pueda ser negada racionalmente, así como que lo hacemos de un modo inteligente y lógico, lo que nos conduce a la mejor aproximación de lo correcto de la que en cada momento dispondremos.

Olvídense pues, para siempre, del viejo truco de la mal llamada política moderna de si la opinión de alguien se parece o no a la opinión de otra persona y es o no por eso una opinión distinta, pues es obvio que una opinión distinta no vale nada si no es una opinión correcta» [Agustín Barahona]

mayo 17, 2017 a las 5:41 pm por Agustín Barahona
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