«Me llama poderosamente la atención cuánta gente perteneciente teóricamente a la alta cultura no tiene siquiera cultura ***real*** y todo lo que dice o hace está basado simplemente en eslóganes –es decir, se dejan pensar por otros– con los que se identifican sin realmente saber muy bien por qué y que cuando le son cuestionados, en vez de iluminación y agradecimiento por la sensación de liberación de las cadenas de la ignorancia –al reconocer no poder refutar el razonamiento que reciben–, produce en ellos una explosión de rechazos en forma de todo tipo de falacias pueriles y acusaciones de que quienes simplemente les cuestionamos caritativamente tales eslóganes para que se liberen de la creencia irracional creemos estar en posesión de la verdad [!]. Lamentable es poco para describir esta actitud, en las completas antípodas de la educación; trágico ya se le aproxima algo más. Así no iremos muy lejos en el camino correcto. La duda es siempre un preliminar necesario, jamás un postliminar obligatorio. Una de las características del avance civilizatorio no es la perpetua duda de todo, estimados amigos, sino el saber distinguir inequívocamente cuándo podemos estar razonablemente seguros de algo y cuándo hay que dudar». [Agustín Barahona]

mayo 5, 2017 a las 8:20 am por Agustín Barahona
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